_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Parar el reloj para detener el tiempo

Innovar es una actividad arriesgada, pero que un Estado no lo haga es directamente temerario

Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, junto a Ana Pastor, presidenta del Congreso.
Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, junto a Ana Pastor, presidenta del Congreso.Marta Jara

Durante la primera década de siglo España experimentó una notable convergencia con Europa en inversión en I+D. El esfuerzo conjunto de administraciones y empresas logró recortar en pocos años 20 puntos porcentuales de desventaja histórica respecto al promedio europeo. Un progreso de esta naturaleza en cualquier variable económica o social es poco habitual. También lo es la caída dramática que hemos sufrido desde entonces. A la intensa crisis económica, que frenó el esfuerzo privado en I+D, se sumó desde 2010 una política de recortes en los presupuestos públicos que se ha ensañado con las partidas dedicadas a ciencia e innovación.

Más información
Economía solo gastó en 2016 un tercio de lo que presupuestó para I+D
Los expertos alertan de una desviación de 8.000 millones en los Presupuestos
El Gobierno aumenta el crédito al I+D pero recorta las subvenciones

Una revisión rápida de los Presupuestos Generales del Estado de los últimos años evidencia la falta de compromiso con la I+D+I del Gobierno actual —tanto en la crisis, actuando al revés de Europa, que en ese periodo aumentó la inversión, como ahora que la recuperación económica es sólida—. Si la revisión es pausada, la conclusión es todavía más drástica. Primero se promete poco gasto público en I+D, luego ni siquiera se cumple lo que se promete.

Esta semana publicó EL PAÍS datos sobre el descenso progresivo de la ejecución del presupuesto de I+D. En 2015 —últimos datos disponibles— alcanzó su mínimo histórico. El Ministerio de Economía, Industria y Competitividad dejó de invertir en 2016 dos de cada tres euros comprometidos con la ciencia y la innovación. Detrás de ese ahorro asoman las múltiples argucias y trabas con las que el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas sabe aplazar o cancelar proyectos de otros ministerios. Es el habitual juego sucio de la burocracia, que solo un contrapeso político fuerte podría vencer.

Esa trayectoria a la baja de la ejecución presupuestaria en I+D obliga a valorar con mucha prudencia el anunciado aumento del 4,1% en los Presupuestos de 2017. En realidad solo aumentan los recursos destinados a los capítulos de gasto financiero —los créditos—, cuyo uso se restringe prácticamente a financiar empresas con proyectos tecnológicos de riesgo moderado. En paralelo se reducen los recursos destinados a capítulos de gasto no financiero —salarios, inversiones o aportaciones a organismos públicos de investigación como el CSIC o el Instituto de Salud Carlos III, subvenciones a empresas de alta tecnología—. Es decir, sube lo que no se gasta mientras se recorta un año más el combustible fundamental del sistema público de investigación.

Sorprende, por ejemplo, que la Red Cervera, la medida estrella en materia de innovación, una de las claves del pacto entre los grupos parlamentarios Popular y Ciudadanos, que se anunció como una inversión de 500 millones de euros para impulsar una red de centros de investigación en diferentes tecnologías y sectores, esté dotada solo con 20 millones de gasto real —el resto son créditos—. Todos los expertos a los que hemos consultado al respecto desde Cotec han coincidido en afirmar que el proyecto será inviable si se aprueba así esta partida.

Innovar es una actividad arriesgada, pero no hacerlo es directamente temerario. Sacrificar la innovación para ahorrar gastos es como parar el reloj para detener el tiempo. Es así para las empresas, las instituciones, los Estados. El Parlamento tiene ahora la oportunidad de rectificar este proyecto de Presupuestos. Ojalá esté a la altura del reto. Está en juego el futuro de España.

Jorge Barrero, director general de la Fundación Cotec

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_