Huelva busca fresas sin patentar
Los productores apuestan por variedades autóctonas para dejar de pagar un canon a EE UU
Los agricultores de fresa de la provincia de Huelva quieren cortar el cordón umbilical que les une a las Universidades de Florida y California. El sector paga anualmente entre 12 y 13 millones de euros como canon por utilizar sus métodos de cultivo del fresón. “Tenemos que ser cada vez más independientes”, afirma el presidente de la Asociación Interprofesional de la Fresa Andaluza (Interfresa), José Luis García-Palacios. Y para ese objetivo trabajan. Tras años de investigación, las variedades autóctonas han crecido hasta representar más del 30% de la producción nacional, que el año pasado alcanzó los 350 millones de euros de facturación, algo inferior a la de la campaña anterior. En el sector hay cerca de 400 empresas y la cifra de contratos firmados cada año asciende a unos 120.000. “Si en la próxima década las variedades de Huelva representaran el 50%, sería todo un pelotazo”, reconoce García-Palacios.
La provincia onubense cuenta hoy con casi una decena de clases propias diferenciadas por el tamaño y el sabor de los frutos. “La primoris es más dulce; la rociera, un poco más ácida, y la rábida, más suave”, explica Juan Manuel Arenas, encargado de producción de la empresa Fresas Nuevos Materiales, que desde finales de los noventa encabeza la investigación para disminuir esa dependencia de programas foráneos. “El proceso para obtener una variedad dura en torno a ocho años. La selección y mejora se prolonga entre cuatro y cinco años; y pasan otros cuatro mientras se multiplica la plantación y se comercializa”, añade Arenas. Fresas Nuevos Materiales realiza cada año un centenar de cruzamientos, de los que obtiene entre 8.000 y 10.000 plantas. “Observamos que no tengan ningún defecto y que más o menos respondan a lo que puede ser una variedad. Es un proceso muy artesanal”, añade su compañero Fernando Pistón mientras señala los cultivos. “Los que no cumplen estas expectativas los marcamos con un punto rojo; los que sí, con uno blanco”, explica.
A la última fase del proceso solo llegarán entre 10 o 15 ejemplares. “Lo que buscamos, principalmente, es que sean frutos grandes, que sean firmes para poder ser transportados, que tengan un aspecto fresco durante más tiempo, que tengan un alto contenido en azúcares…”, enumera el responsable, quien aventura que este año no obtendrán ninguna variedad. “De media, se obtiene una nueva cada cuatro años”, apunta Pistón antes de destacar la importancia de seguir investigando: “La rociera, por ejemplo, ya es muy buena, pero seguro que podemos conseguir otra mucho mejor”.
Gustos diversos
Las variedades obtenidas son cosechadas en los viveros de esta compañía y vendidas a cualquier país de la Unión Europea y a aquellos que no sean competencia directa de España. “En Europa, por ejemplo, funcionan mejor las que tiene un color más blanco y de tamaño medio”, apunta Arenas. España exporta el 80% de su producción de fresas, siendo Alemania, Francia y Reino Unido los principales mercados. “Polonia y Bélgica son las zonas productoras que más han crecido. Europa no es competencia nuestra porque raramente nos solapamos durante la producción. Nuestro principal rival es Marruecos. Egipto produce algo, pero de poca calidad; e Italia cultiva variedades que nosotros hemos abandonado por otras mejores”, explica García-Palacios.
Lejos de Alemania
“Si en España ya cuesta que la gente coma fresas, ¿cómo los convencemos para que consuman arándanos o moras?”. El presidente de Interfresa, José Luis García-Palacios, señala como objetivo principal del sector la promoción para incentivar el consumo de frutos rojos. “En Alemania se consumen medio kilo de arándanos por habitante y año; en España, 20 gramos”. Por ello, la asociación interprofesional encabeza desde el año pasado una campaña para potenciar el consumo de las fresas de Europa (España representa el 70% de la producción en el continente).
El volumen de las variedades de Fresas Nuevos Materiales se multiplicó por dos en la campaña de 2015, hasta representar el 24,22% de la producción nacional, y este año se disparará hasta el 34,25%, según los datos del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa). “Hay casos bastante sorprendentes, como el de la rociera, que ha pasado de un millón a 55 millones de plantas en un año y a representar el 10% de la producción”, explica Arenas. Por su parte, primoris crecerá este año un 2,5% (16,28%) y rábida se mantendrá en casi un 10%.
En la otra cara, está el programa de mejora de la empresa navarra Planasa, que ha pasado en un año del 15,8% al 3,8%. “Hemos dado un gran salto en los últimos años, pero no podemos dormirnos. EE UU es el primer productor mundial de fresones, nosotros los segundos. E igual que aquí hemos ido mejorando, allí también lo han hecho con una velocidad y una experiencia superior a la nuestra”, apunta García-Palacios. La clase fortuna, de la Universidad de Florida, seguirá este año como la variedad más cultivada, con un 33,75%, tras perder casi dos puntos con respecto al año pasado. Estos cuatro tipos suponen el 70% del total plantado.
Otro ejemplo de la apuesta por la investigación es la empresa Masiá Ciscar, que comenzó a buscar la fresa ideal hace cinco años. “Nuestro principal objetivo es el sabor, pese a que eso nos obligue a sacrificar parte de la producción. Buscamos calidad frente a cantidad”, asegura el director general de esta empresa familiar, Enrique Masiá. Con cinco variedades ya registradas como la chelsea o la calderón, la empresa espera lanzar en 2019 sus primeras fresas. “Siempre que satisfaga nuestras necesidades y las del sector”, asegura el responsable. “En los últimos años ha habido una apuesta muy grande por la investigación, por ganar en independencia. Al igual que ha habido variedades que han funcionado, otras no lo han hecho y se han ido desechando. Todo es cuestión de ir afinando”, apostilla García-Palacios, que resalta el papel del agricultor en este proceso. “Hay que convencerle de que lo que se ha conseguido va a tener aceptación en el mercado”, añade.
Huelva aporta el 96% de la producción nacional de fresas, en una superficie de 6.000 hectáreas que se ha reducido por el avance del cultivo de otros frutos rojos, según apunta García-Palacios. “Los arándanos ocupan hoy unas 2.800 hectáreas; las frambuesas, unas 2.000, y las moras, algo más de 220 hectáreas", señala.
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