El mundo empresarial mexicano planta cara a Trump

Una de las interrogantes alrededor de la victoria de Trump ha sido el papel de poderosos lobbies como la industria del motor y la electrónica. Los órdagos proteccionistas del magnate suponen un palo en la rueda para las grandes empresas estadounidenses en la competitiva carrera contra los mercados asiáticos. Como un juego de dominó, más de dos décadas de TLCAN (tratado de libre comercio de América del Norte) han creado una cadena de producción interconectada, que se alimenta a un lado de tecnología y valor a añadido, y al otro de ventaja logística y salarios bajos.

Durante la campaña, gigantes como Ford se limitaron a mostrar un tibio compromiso con los puestos de trabajos estadounidenses. La respuesta más tajante ha llegado esta semana desde México. Más de 5.000 empresas transfronterizas han salido a la palestra para defender el ecosistema del libre comercio entre los tres países norteamericanos.

“México no es el demonio de los Estados Unidos. Hay una necesidad de dar a conocer que el TLCAN funciona. Así que estamos optimistas de que, a través del diálogo y el entendimiento podemos generar una relación de ganar-ganar. Hay que estar todos juntos por México y para México”, dijo en rueda de prensa José María Zas, presidente de la American Chamber. Además de la embajada en México de las empresas estadounidenses –que cuenta entre sus socios con Ford o General Motors– también se han unido a la campaña el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el Consejo Ejecutivo de Empresas Globales (CEEG), la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) y la International Chamber of Commerce (ICC).

La agenda de esta cruzada empresarial consta de un plan de 100 días en los que recorerrán 16 estados del vecino del norte –que corresponden con el 40% del volumen comercial con México- para explicar las bondades del TLCAN en materia de inversiones y empleos.

“Esto no es un sistema exportador de México a EU, es un sistema de integración, de cada 100 dólares que se exportan de México a EU hay 40 dólares de materias primas americanas”, defendió Zas. Los vasos comunicantes libres de aranceles han propiciado que el flujo entre México y EE UU sea del 70% de sus exportaciones por algo más de 50% importaciones.

Primeras reuniones diplomáticas

La maquinaria diplomática también ha echado ya a rodar. El embajador mexicano en EE UU, Carlos Sada, anunció este jueves en una entrevista en televisión que ya han comenzado las primeras reuniones que irán perfilando la agenda bilateral con la nueva Administración Trump: “Necesitamos saber qué piensan sobre el Tratado de Libre Comercio, que piensan sobre el tema migratorio, cómo se va a instrumentar y hacerles saber que nuestra gente no está sola, y que también tenemos mecanismos para protegerla”.

Una semana después de ganar las elecciones, el magnate confirmó en una entrevista que una de sus promesas durante la campaña seguía en pie: “Vamos a echar del país o vamos a encarcelar a todos los que tienen antecedentes criminales, traficantes de drogas, miembros de bandas, probablemente dos millones, podrían ser hasta tres millones”.

En su clásico estilo, inconcreto, sinuoso y demagogo, el presidente electo nunca ha detallado a qué se refiere con criminales: si son delitos graves o cualquier tipo de antecedente policial, como pudiera ser una multa de tráfico. El endurecimiento de las políticas migratorias ha provocado inquietud entre la comunidad latina. No hay que olvidar que Trump comenzó su campaña electoral con un furibundo ataque xenófobo al decir que los inmigrantes mexicanos –todos, sin especificar- eran narcotraficantes, criminales y violadores. El embajador Sada ha reconocido que han aumentado las visitas de ciudadanos mexicanos a las representaciones consulares en EE UU pidiendo consejo.