Mario Conde eludió su deuda por el saqueo de Banesto
Una de las testaferros confirma el entramado societario con el que Conde repatrió más de 13 millones de euros
El exbanquero Mario Conde ocultó supuestamente su patrimonio para "eludir de manera continua" el pago de las responsabilidades económicas por los casos Banesto y Argentia Trust, por los que fue condenado en firme en el año 2002. Conde fue condenado a restituir a la entidad que presidió un total de 26,05 millones de euros. Aunque devolvió casi 12 millones, consiguió sacar del control judicial fincas en Pollensa (Mallorca), e incluso hipotecar en 2008 una parte de su finca Los Melonares, en Castilblanco (Sevilla).
Además de eludir el embargo de sus bienes inmuebles, Conde, según el juez Santiago Pedraz, se ha beneficiado desde 1999 hasta ahora de “grandes cantidades de dinero” opaco, a través de sociedades instrumentales. En total, ha repatriado 13 millones de euros. El entramado societario de Conde tiene ramificaciones en Suiza, Reino Unido, Países Bajos, Luxemburgo, Emiratos Árabes Unidos, Italia, Islas Vírgenes y Curaçao.
El magistrado considera “significativa” la documentación ocupada a Alejandra Conde. En el registro de su domicilio, los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil encontraron un gráfico que supuestamente confirma la “estructura societaria ideada” por su padre. Este documento viene precedido por un escrito del abogado Francisco Javier de la Vega “en el que pone en conocimiento” de aquella las actuaciones profesionales que su despacho había realizado.
En estas jornadas posteriores al arresto del exbanquero ha sido clave la declaración de Cristina Fernández Álvarez, una de los testaferros de la trama. Esta, afirma Pedraz, “ha confirmado en gran parte la estructura de la organización” y la “clara intervención en la dirección” de la red de Mario Conde y su hija Alejandra.
Esta mujer de paja ha relatado a los investigadores el papel como asesor del abogado De la Vega, cuyo despacho percibió pagos de las empresas de Conde por valor total de 289.311 euros desde 1999 hasta 2007, parte de ellos procedentes de Hong Kong.
Este letrado se sirvió del profesor de esquí eslovaco Ronald Stanek como testaferro en Oleificio, una de las sociedades principales del entramado. Este administrador era una mera pantalla, que se limitaba a firmar cuando le llamaban de la empresa, sin intervenir en la dirección de la misma, confesó María Cristina Fernández a los investigadores de la UCO.
Impuesto de Sociedades
Una empresa troncal para los manejos fiscales de Mario Conde era Barnacla SL, que le sirvió para tributar sus actividades tras salir de prisión en 2008 por el Impuesto de Sociedades en lugar de hacerlo a través del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Así, Conde cedió a Barnacla los derechos de su libro Los días de gloria, por los que percibió un total de 694.542 euros. Este libro fue objeto de una serie de televisión por la que percibió un total de 59.000 euros.
Barnacla también declaró los ingresos percibidos por Mario Conde por su participación como tertuliano en programas del canal de televisión Intereconomía entre 2010 y 2012.
En sus declaraciones por el Impuesto de Sociedades figuran ingresos por 42.060 euros en 2010, 42.480 euros en 2011 y 24.780 euros en nueve meses del año siguiente. Conde negoció, a través de dos sociedades de su entramado, con acciones de Intereconomía por valor de 5,4 millones de euros.
Barnacla, de acuerdo con los datos de la Agencia Tributaria, percibió entre enero de 2003 y marzo de 2013 entradas de divisas por valor de 5,66 millones de euros, procedentes de Francia, Suiza y Reino Unido.
Otra sociedad fundamental de la red de Conde era la luxemburguesa GI Beteiligung, que Conde usaba para canalizar los fondos de los que se apropió en Banesto. Esta mercantil abrió una cuenta corriente en 2003 para pagar el alquiler de la finca Can Poleta, en Pollensa (Mallorca).
Esta cuenta, que recibió 18.000 euros mensuales hasta un total de 342.000 euros tenía como apoderado, entre otros, al propio guardés de la finca. Tras el fallecimiento de Lourdes Arroyo, primera esposa de Conde, cesaron los pagos. La familia, sin embargo, siguió disfrutando de la mansión.
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