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El miedo a un frenazo económico mundial tiñe de rojo los mercados

La convocatoria electoral griega se suma al temor sobre China y el resto de emergentes

Ignacio Fariza

El creciente temor a un frenazo en seco del crecimiento mundial volvió a atenazar este viernes a los mercados occidentales. El peor dato de manufacturas en China desde el inicio de la crisis financiera empujó a la baja a las principales Bolsas emergentes, que alcanzaron su nivel mínimo en más de seis años y viven su peor agosto desde 1998 —justo después de la crisis financiera asiática y en plena sacudida rusa—. Las principales divisas de estos países cayeron por novena semana consecutiva y los parqués europeos y estadounidenses, sobre los que también pesa la convocatoria de elecciones en Grecia, retrocedieron con fuerza. El Ibex bajó un 2,98%, se deja un 5,6% desde el lunes —su mayor caída semanal desde enero— y entra en terreno negativo en lo que va de año.

El mal sueño de verano, una estación propicia para los sustos en los mercados, va camino de convertirse en pesadilla: las dudas sobre la salud económica de los países emergentes, que suman más del 50% del PIB mundial, alimentan el temor por la situación general de la economía global. Dentro de ese ramillete de países pesa mucho la ralentización de China. A la devaluación de su divisa, el yuan, la semana pasada y el desplome de las exportaciones se suma un mal dato industrial publicado este viernes y una sangría bursátil que, pese a la proactividad de las autoridades, parece no tener fin.

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Los mercados asiáticos fueron, un día más, los que recibieron el golpe más duro. Los dos principales índices chinos, el de Shanghái y el de Shenzhen, se desplomaron un 4,27% y un 5,39% justo después de conocerse que las manufacturas del gigante asiático cayeron en julio por sexto mes consecutivo. El Taiex taiwanés se dejó un 3,02%; el Nikkei japonés perdió un 2,98%, y la Bolsa indonesia retrocedió un 2,39%. Las monedas de estos países, con la única excepción del yen, siguieron perdiendo terreno y continúan en niveles históricamente bajos.

El nuevo seísmo en las plazas asiáticas se trasladó, horas después y por cuarta jornada consecutiva, a los principales índices europeos y estadounidenses. El CAC francés y el DAX alemán retrocedieron un 3,19% y un 2,95%, respectivamente. Y el Eurostoxx, que reúne a las 50 empresas mayores empresas cotizadas de la eurozona, retrocedió un 3,17% en la sesión. Las correcciones en los mercados del Viejo Continente se multiplicaron tras la apertura a la baja de Wall Street.

Caídas en Nueva York

El Dow Jones retrocedio un 3,12% y el índice Russell, el de las empresas medianas, más expuestas a la evolución de la economía real estadounidense, perdió un 2,6%. Ambos acumulan ya una caída de más del 10% desde máximos. Pero un dato habla a las claras de lo sucedido en los mercados mundiales de renta variable en las dos últimas semanas. Desde que China devaluó la semana pasada su moneda, el yuan, las Bolsas de todo el mundo han perdido un valor conjunto de 3,3 billones de dólares, casi tanto como la suma de los PIB italiano y español.

El dinero busca refugio y lo encuentra en valores más seguros. Dos de los activos refugio clásicos, el franco suizo y el oro, se apuntan un 3% y un 4% respectivamente desde que el Banco Popular de China devaluó y alimentó las dudas sobre la situación real de la segunda economía mundial. El caso del metal precioso es especialmente paradigmático: tras seis meses de descenso pronunciado, paralelo al del resto de materias primas, ha recuperado un 7% desde principios de agosto.

“Aunque la causa principal de la volatilidad es China, también influye la convocatoria de elecciones en Grecia y en Turquía”, explica por teléfono Monique France, de Mirae Asset Global Investments en Nueva York. Esta analista también apunta otro factor que está lastrando los mercados: la inestabilidad política brasileña y las dudas sobre el conjunto de la región.

En un camino similar al recorrido por el resto de Bolsas emergentes, los parqués latinoamericanos cayeron entre un 2% y un 3,5%. Detrás de este desplome, además de los nubarrones sobre el futuro político brasileño, está el fuerte descenso de las materias primas, que suponen el grueso de las exportaciones regionales. El índice más fiable de commodities ahondó en sus mínimos de más de una década.

Ante este panorama de zozobra y, aunque la mayoría de analistas consultados siguen apostando por una subida de tipos en EE UU a la vuelta del verano, este miércoles se multiplicaron las voces que apuestan por retrasar o ralentizar el punto final a las políticas monetarias ultraexpansivas con las que la Reserva Federal ha combatido la Gran Recesión. “La Fed debe ser predecible y la subida de tipos, llegue o no en septiembre, ha de ser gradual”, sostiene France. Todo comportamiento de la autoridad monetaria estadounidense que se salga de este patrón, advierte esta analista, multiplicaría las espinas en el ya de por sí sinuoso camino que les espera a las economías y, muy especialmente a las latinoamericanas en los próximos meses.

Rebaja en las previsiones de crecimiento global

Las dudas sobre la economía china, su temido efecto contagio al resto de países emergentes y la debilidad de algunos indicadores generales, como el comercio internacional, empiezan a dejarse sentir sobre las perspectivas de crecimiento mundial. La consultora británica Oxford Economics revisó ayer a la baja su previsión de expansión global para 2016 hasta el 2,5%, frente al 2,9% previo. Esta cifra es inferior en un punto al pronóstico que el FMI en abril y contrasta con el vaticinio del Banco Mundial en junio (2,8%).
Esta corrección es especialmente significativa en el caso del gigante asiático, para el que pronostican un crecimiento del 6,6% este año, por debajo de la barrera psicólogica del 7%, y del 5,9% en 2016.

El precio del petróleo, un buen indicador de la actividad económica, volvió a caer ayer. El barril de crudo Texas bajó de los 40 dólares, un nivel que no rebasaba desde mediados de 2009. El Brent, el de referencia en Europa, cayó un 3% ayer, hasta los 45,26 dólares.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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