Colombia: un país en transformación acelerada
El país tiene que seguir perseverando en la reducción de la economía sumergida
Las previsiones del FMI de abril indican que en 2015 el PIB de Colombia crecerá un 3,4%, mientras que en el conjunto de América Latina lo hará en un exiguo 0,9%. Colombia, como el resto de Latinoamérica, se ha visto afectada negativamente por el menor crecimiento de China, el descenso del precio de las materias primas y el cambio de orientación de la política monetaria norteamericana. Sin embargo, el impacto está siendo menos intenso que en otros lugares, a pesar de su dependencia del petróleo. Ello se debe a que su saneada situación financiera le permite mantener ambiciosos programas públicos en infraestructuras, la demanda interna sigue fuerte debido al impulso de una clase media creciente y continúa la entrada de capitales de empresas extranjeras atraídos por las oportunidades existentes y una elevada seguridad jurídica.
Ahora, cuando la marea baja y el mar se retira, se empieza a ver de una manera más nítida las condiciones reales de las diferentes economías de la región para poder mantener una senda de expansión sostenida.
Colombia deberá gestionar adecuadamente este cambio del entorno para evitar que sus condiciones macroeconómicas empeoren y tiene que seguir perseverando en la reducción de la economía sumergida y de la burocracia, en mejorar la regulación y continuar con la apertura exterior, en particular la internacionalización de sus empresas.
Su principal reto es quitar el freno de mano que ha limitado su ritmo de crecimiento: la violencia asociada al conflicto civil que desde hace 50 años ha marcado a este país. Si se consigue, se podrá avanzar a mayor velocidad en la corrección de los retrasos existentes en infraestructuras, educación e innovación, cuestiones claves para que el crecimiento, más allá de la explotación de los recursos naturales, se fundamente en mejoras permanentes de la productividad.
Para la empresa española, Colombia es un país a considerar en su proceso de internacionalización. La implantación es relativamente fácil, dispone de una población joven y entusiasta, con ganas de mejorar. Hay una gran cercanía cultural, sin embargo hay mucha competencia, y el concepto del tiempo, así como las claves en las relaciones personales, son diferentes. Más allá del atractivo del mercado colombiano, las empresas españolas pueden encontrar en Colombia socios estratégicos –con capital, tecnología y capacidad de gestión en contextos políticos e institucionales complejos–, para adquirir tamaño y mejorar su eficiencia a través de la internacionalización.
Gonzalo Solana es director de la Cátedra Nebrija Santander en Dirección Internacional de Empresas. Editor y director del libro Colombia: un país en transformación acelerada. (VI. Ed. Mac Graw- Hill, Madrid, 2015)
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