Salarios irremediablemente a la baja
Lo mejor sería que la recuperación del consumo se produjera por el alza del empleo y no de los salarios
Esta semana el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó los resultados de la encuesta trimestral de costes laborales (ETCL) referida al último trimestre de 2013. Es una de las encuestas más señeras, junto con el IPC y la EPA, del sistema estadístico español, ya que es la sucesora de la antigua encuesta de salarios en la industria y los servicios que empezó a realizarse en 1963. Los datos que proporciona son el coste laboral por trabajador y mes, el coste laboral medio por hora efectiva de trabajo, el tiempo trabajado y no trabajado, y el número de vacantes existentes. La muestra está compuesta por unas 28.000 unidades (cuentas de cotización a la Seguridad Social), entrevistadas a lo largo de cada trimestre.
La primera impresión que podría sacarse al leer los titulares de la nota en la que el INE difunde los resultados es que los salarios en España están creciendo bastante, y por encima de cualquier otro indicador de inflación. El coste laboral por hora efectiva aumentó un 2,2% respecto al mismo periodo del año anterior, desglosándose esta tasa en un 2,7% para los costes salariales y un 0,8% para los no salariales, entre los que se incluyen las cotizaciones a la Seguridad Social, los costes del despido y otras percepciones. Pero estas cifras no son significativas de la evolución de los salarios en España, al menos en el sector privado. Que no se asusten los alemanes. Lo que ocurre es que en el cuarto trimestre de 2012 se suprimió la paga extraordinaria de los empleados públicos y, al no volverse a producir esto en 2013, la comparación interanual está sesgada al alza. Si corregimos este efecto, el aumento interanual del 2,2% se quedaría en una disminución del orden del 0,2%. Si la comparación la hacemos no con el mismo trimestre del año anterior sino con el trimestre precedente, el coste por hora disminuyó a una tasa anualizada del 0,6% [gráfico superior izquierdo].
Prosigue, por tanto, el suave proceso de ajuste salarial, lo cual obedece a dos causas. La primera, y principal, es que en el mercado laboral existe una enorme brecha entre oferta y demanda de trabajo. El 26% de la población activa está en paro. Cuando en un mercado, por muy rígido y especial que sea —el laboral lo es bastante—, existe esta brecha, los precios caen. Pensemos lo que está pasando con los precios de la vivienda. Los salarios son los precios del mercado laboral. En función de esto, podemos prever que, independientemente de lo que pensemos o deseemos sobre cómo deberían comportase los salarios, estos van a estar congelados bastante tiempo. Malo para los trabajadores que están trabajando, pero puede ser bueno para los que están parados porque la moderación salarial eleva la demanda de trabajo. En la actual coyuntura, lo mejor sería que la recuperación de las rentas familiares y, con ellas, del consumo se produjera por el aumento del empleo y no por el de los salarios.
En 2013, los costes laborales unitarios ya casi estaban en niveles anteriores al inicio del euro
La segunda causa por la que caen los salarios es porque la economía española sigue inmersa en el proceso de ajuste llamado devaluación interna para recuperar la competitividad perdida desde el inicio del euro. Uno de los indicadores más relevantes para seguir esa evolución es el coste laboral por unidad producida (CLU) que, además del coste laboral por trabajador u hora trabajada, tiene en cuenta la productividad. Entre 1998 y 2008 los CLU de la economía española crecieron un 18% más que la media de la zona euro [gráfico superior derecho]. Desde entonces se ha desandado el camino que nunca debió recorrerse y en 2013 el nivel de los CLU estaba ya casi como el año anterior al inicio del euro, aunque con divergencias importantes según países: estamos bien situados frente a Francia o Italia, pero nos queda aún mucho que recuperar frente a Alemania.
Los gráficos inferiores nos muestran la evolución de los dos componentes de los CLU. Respecto a la media de la zona euro, la desviación de los CLU hasta 2008 se produjo casi a partes iguales por el mayor aumento de los costes laborales en España y por el menor aumento de la productividad. Ambos componentes se vienen ajustando desde entonces, destacando la recuperación de la productividad relativa con Alemania y las notables ganancias frente a Italia. Lástima que la mejora de la productividad relativa se haya hecho a costa de la desaparición de miles de empresas y de millones de puestos de trabajo.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
Cifras de negocios
Otros datos de interés publicados en la semana fueron los indicadores de actividad del sector servicios (IASS) y los índices de cifras de negocios (ICN) y de entradas de pedidos (IEP) en la industria, todos ellos de enero. La cifra de negocios en la industria a precios constantes, es decir, deflactada por los precios industriales, registró un aumento del 4,4% anualizado sobre la media del cuarto trimestre del pasado año, recuperándose del bache sufrido en dicho trimestre. Mayor hubiera sido la recuperación sin la notable caída del componente de energía. Respecto al mismo mes del año anterior, el aumento fue del 0,7%. Estos datos se sitúan muy en la línea del índice de producción industrial de enero. Peor fueron los pedidos, que registraron una caída importante, aunque después de un crecimiento fuerte en diciembre. Esta serie es sumamente volátil. Por su parte, la cifra de negocios en los servicios también se recuperó: la tasa anualizada de enero respecto a la media del trimestre anterior fue del 2% y la interanual sobre el mismo mes del año anterior, del 1,7%.
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