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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Se confirma el cambio de tendencia

Revisando los resultados de los indicadores en la demanda y producción nacional se observan mejores cifras en los últimos meses de 2013

Cuando los datos e indicadores del tercer trimestre señalaron alguna mejoría ya comenté que sería necesaria la confirmación del crecimiento en al menos dos trimestres más para poder hablar de un cambio de tendencia. Pero en las últimas semanas se han unido algunas voces de analistas nacionales e internacionales que no solo esperan un resultado positivo en el crecimiento del cuarto trimestre de 2013, sino que revisan sus previsiones al alza para 2014.

Efectivamente, revisando los resultados de los indicadores de actividad económica en la demanda y producción nacional se observan mejores resultados en los últimos meses de 2013. Los indicadores que todavía son negativos se presentan como menos negativos (ventas en grandes empresas, consumo de cemento, indicadores de confianza del consumo y financiación del sector privado) y aparecen en positivo un mayor número de datos (indicador sintético de actividad, índice de sentimiento económico, consumo de energía eléctrica, índice de producción industrial, índice de comercio al por menor, matriculaciones de turismos y de vehículos de carga, disponibilidades de equipo). En cuanto a la demanda exterior, el déficit comercial continúa reduciéndose, pero es cierto que las exportaciones de bienes, aunque siguen creciendo, pierden vigor, a la vez que se incrementan las importaciones. Las exportaciones de servicios continúan fuertes gracias sobre todo al buen resultado del turismo.

En lo referente al empleo, como se ha explicado en muchas ocasiones, es lo último que cambiará claramente de rumbo, ya que es estrictamente necesario que haya crecimiento de la producción y de la demanda para que las empresas comiencen a contratar de nuevo. Será importante conocer los resultados de la encuesta de población activa del cuarto trimestre que el INE publicó el 23 de enero (después de escribir este artículo). Con dichos datos podrá confirmarse la creación de empleo y analizar la calidad del mismo. Así como cuánta reducción del paro se explica por la caída de la población activa, y cuánto por el aumento de la población ocupada. No obstante, los indicadores del mercado laboral disponibles señalan que el crecimiento de la afiliación durante el cuarto trimestre del año fue positivo (0,2%), a la vez que se intensificó la reducción del paro registrado. Por último, los datos de la Seguridad Social sobre contrataciones fijas y temporales señalan cierta mejoría en los últimos meses del año.

En esta línea, la semana pasada, el ministro de Economía nos obsequió con la buena noticia de que, en su opinión, el cuarto trimestre de 2013 el PIB crecería un 0,3%. Tiene que tener muy buena información, ya que el INE no dará su avance de crecimiento del trimestre hasta el día 30, y el Banco de España, que siempre se adelanta unos días, todavía no había dado, en ese momento, su propia estimación. Pero no va a estar muy descaminado el ministro, ya que algunos analistas de instituciones españolas han opinado en este sentido estimando el crecimiento trimestral en el 0,3%, que permitirá terminar el año con una tasa del -1,2% o el -1,3%.

De hecho, los analistas incluidos en el panel de Funcas, en sus previsiones del mes de enero han mejorado sus estimaciones anteriores, situándose el consenso de todos los participantes en un crecimiento del PIB en 2014 del 0,9%, con desviaciones que van desde un mínimo del 0,7% hasta un máximo del 1,2%. Esta mejoría la basan en una mayor demanda interna con obtención de un crecimiento positivo del consumo de los hogares (0,6%) y tasas menos negativas que en años anteriores en la inversión en equipo (-0,9%) y construcción (-4,2%), tasas que en 2013 fueron del -6,2% y -10,3%, respectivamente.

En Europa no se han solucionado los problemas que se hicieron patentes con la crisis

Probablemente vamos a asistir en los próximos meses a una cascada de modificaciones al alza de las previsiones realizadas por las instituciones internacionales y el Gobierno para el crecimiento económico del PIB español en 2014. De momento, el Fondo Monetario Internacional, una de las instituciones más críticas, ha mejorado su previsión desde un 0,2% (previsión de octubre) hasta un 0,6% en la nota de enero. Previsiblemente, ocurrirá lo mismo cuando la Comisión Europea revise en el informe de primavera sus previsiones para 2014.

Pero no nos equivoquemos, los riesgos persisten. Ya conocemos por experiencia el efecto que ejerce la marcha de la economía internacional sobre la nuestra, y en especial cómo el comportamiento de los mercados financieros internacionales puede retirar su confianza en España incrementando la crisis. Precisamente, uno de los factores que más nos están favoreciendo en estos momentos es la recuperación de la confianza internacional. Parece que los nubarrones que existían sobre el euro como moneda común europea se han disipado de momento, y la gran desconfianza que acarreó en 2013 la crisis de la deuda soberana de muchos países, entre ellos España, también. Por eso están mejorando los mercados bursátiles y reduciéndose las primas de riesgo de algunos países periféricos, entre ellos España.

Pero en Europa, especialmente en la zona euro, no se han solucionado los problemas que se hicieron patentes con la crisis. No se tiene claro cuál es el proyecto político hacia el que quiere ir Europa. No se termina de consolidar la Unión Bancaria acordada, dotando al BCE de los instrumentos necesarios para prevenir y luchar contra los futuros problemas del sistema financiero. No se sabe qué tipo de armonización fiscal se quiere alcanzar, ni en qué impuestos sería conveniente alcanzarla. El Fondo Monetario Internacional señala para Europa el riesgo de soportar una inflación inferior a lo previsto que impulsa la contracción de la actividad y el peligro de que el BCE aplique prematuramente políticas menos expansivas sin tener en cuenta la moderación del crecimiento de la zona euro. También insiste en la necesidad de continuar con las reformas estructurales para hacer la región más competitiva.

En cuanto a España, la confianza de los empresarios y los consumidores no termina de consolidarse. Solo la inversión extranjera acude como consecuencia de los bajos precios alcanzados. Aunque parece que la reforma financiera evoluciona bien y ha habido una costosa reestructuración del sistema financiero, el crédito no termina de fluir ni hacia las empresas ni hacia las familias. Los últimos informes que reflejan el aumento de la desigualdad entre los españoles durante los años de crisis, así como los numerosos casos de corrupción, malversación de fondos y, en el menos grave de los casos, mala gestión de los responsables, no hacen más que profundizar en los daños económicos sufridos por las familias durante estos años. Familias de clase media que disfrutaban de un nivel de vida aceptable y que se ven ahora despojadas de sus ahorros, de su vivienda y, muchas veces, de sus medios de vida.

La creciente desconfianza de los ciudadanos sobre la capacidad de los políticos y dirigentes para solucionar los graves problemas internos del país, sin duda dificultará alcanzar un ritmo de recuperación económica que permita el suficiente aumento del empleo como para garantizar el bienestar de los ciudadanos.

Carmen Alcaide es analista y expresidenta del INE.

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