El Gobierno japonés exhibe su plan de reformas para convencer a los inversores
Axel Weber, expresidente del Bundesbank, no ve razones para el optimismo
Si el tamaño de la delegación refleja el interés de un país en promover su imagen ante los líderes convocados por el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, no cabe duda de que Japón ha hecho un serio esfuerzo este año por asegurar a los inversores que esta vez sí es diferente. El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, exhibió este miércoles su plan de reformas, rodeado de seis ministros y acompañado por un numeroso grupo de empresarios japoneses, como garantía de que su decisión de cambiar el signo de la economía nipona.
“Un nuevo amanecer emerge sobre Japón”, aseguró el líder nipón, que defendió su política de tres ejes —la abeconomía: expansión monetaria, reorientación de la política fiscal y reformas estructurales— y recordó que su gobierno ha puesto en marcha medidas para la completa liberalización del mercado eléctrico, ha aprobado recortes en la fiscalidad empresarial y reformas en el mercado laboral. “No hay otro camino. La prioridad de Japón es acabar con la deflación y con ello está comprometido mi gobierno, es la vía para recuperar el crecimiento y aumentar los ingresos públicos”, aseguró Abe, convertido en el orador estrella de la jornada en Davos ante una sala abarrotada de líderes empresariales.
Abe tuvo que calmar los nervios que había provocado horas antes al asegurar que las tensiones con China recuerdan a las de Alemania y Reino Unido antes de la Primera Guerra Mundial y ante el numeroso auditorio dejó claro su compromiso de que Japón no volvería a entrar en guerra. El optimismo que rezuma Japón contrasta con los nubarrones que, pese a la retórica, aún se ciernen sobre Europa. El expresidente del Bundesbank y actual presidente de UBS, Axel Weber, advirtió ayer a los líderes empresariales de Davos que “no hay razones para el optimismo con la recuperación europea” y que habrá bancos europeos que no pasen las próximas pruebas de resistencia a la banca, que debe llevar a cabo el Banco Central Europeo (BCE) en este primer semestre, y que ello puede provocar que se reanuden las tensiones financieras entre los soberanos. “Europa se siente mejor de lo que está”, sentenció Weber.
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