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Montoro fía el cumplimiento del déficit público de 2013 a los Ayuntamientos

Hacienda prevé que las entidades locales registren un superávit de más de 7.000 millones

Jesús Sérvulo González
Montoro, en un acto de apoyo al proyecto de Reforma Local.
Montoro, en un acto de apoyo al proyecto de Reforma Local.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

El Gobierno de Mariano Rajoy observa con cierta serenidad la evolución de las cuentas públicas este año. Confía en que logrará ceñirse al objetivo de déficit pactado con Bruselas, en el 6,5% del producto interior bruto (PIB), a pesar de que hasta ahora las cifras no permiten echar las campanas al vuelo. Más bien todo lo contrario.

Los últimos datos disponibles sobre ejecución presupuestaria, de agosto, muestran que el déficit asciende ya a 45.579 millones de euros, lo que representa un 4,62% del PIB. Además, este año se desvanecen los efectos de la subida del IVA que entró en vigor el último trimestre del año pasado y los gastos públicos no se aligerarán con la supresión de la paga extra de los funcionarios como en 2012.

Pese a todo, el Ejecutivo esgrime tres razones para mostrarse calmado. La primera es la notable mejoría de la salud en las cuentas de los Ayuntamientos. El año pasado las entidades locales registraron un superávit del 0,22% cuando tenían margen para incurrir en un déficit del 0,3%. Para este año, el Gobierno ha proyectado que las entidades locales presenten equilibrio presupuestario (0% de déficit). Pero fuentes gubernamentales consideran que pueden registrar un superávit del 0,6% ó 0,7% del PIB, lo que supondría un colchón extra de 6.000 o 7.000 millones para el Estado.

El Gobierno confía en que el superávit de los municipios compense a la Seguridad Social

En el Ministerio de Hacienda destacan la labor de saneamiento realizada por los Ayuntamientos, que ha reducido su estructura en el último año. El secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, ha asegurado hace poco en el Congreso que “el conjunto del superávit que van a tener este año las corporaciones locales va a ser aún bastante superior del 0,22% que han tenido a lo largo de este ejercicio”, aunque no se aventura a dar una cifra. Beteta achacó esta mejoría a los “efectos de la reforma de la administración local que aún no está aprobada”.

Los Ayuntamientos, además, tiene poco gasto cícilco (afectados por los vaivenes de la economía). Han realizado un importante ajuste mediante la supresión de miles de puestos de trabajo. Y han renegociado la prestación de los servicios a la baja. La subida del IBI del Gobierno les ha permitido elevar levemente la recaudación y eso ha favorecido la desaparición de los déficits.

Otro de los argumentos que esgrime Hacienda para confiar en el cumplimiento del déficit está en la fuerte relajación de la prima de riesgo, que ronda los 240 puntos básicos, la mitad que hace un año. El Gobierno cifra el ahorro en unos 5.000 millones sobre las previsiones, aunque el ahorro en el servicio de la deuda podría ser mucho mayor.

La tercera razón para la confianza del Gobierno para encauzar las cuentas públicas está en la mejora de las condiciones económicas. El último trimestre del año pasado la economía registró un descenso del 0,7% del PIB agravada por una fuerte caída del consumo interno. Este año, el Ejecutivo espera que la economía española haya abandonado la recesión en el tercer trimestre y que en el último tramo del año crezca levemente. Lo suficiente, insisten en Hacienda, para tirar de la recaudación tributaria hacía arriba y generar más ingresos con los que cuadrar las cuentas públicas.

Para despejar las dudas que albergaban en Hacienda sobre la evolución de los ingresos del impuesto de sociedades —hasta agosto caen un 31% sobre el año pasado—, el Ejecutivo decidió eliminar las deducciones por las pérdidas por valores en el extranjero. Esta medida supondrá unos ingresos adicionales de unos 600 millones de euros que se sumarán a las subidas de los impuestos especiales aprobadas el pasado julio.

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, también confía en haber sujetado las cuentas autonómicas. Hasta agosto registran un 0,77% de déficit cuando el objetivo para este año está en el 1,3% lo que le permite ser moderadamente optimista. Aunque con muchas cautelas porque el gasto de las comunidades autónomas suele dispararse durante el último tramo del año, lo que suele provocar desajustes inesperados.

La preocupación está en la Seguridad Social. Montoro calificó como “inquietante” el déficit del instituto de previsión. La Seguridad Social tiene marcado un objetivo de déficit del 1,4% pero el Ejecutivo ya está tirando de la hucha de las pensiones para afrontar el desajuste. No obstante, el ministro confía en tener margen suficiente gracias a los Ayuntamientos para cubrir un mayor agujero en la Seguridad Social.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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