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El Tribunal Supremo de EE UU rechaza por ahora el caso de la deuda argentina

El Gobierno de Fernández de Kirchner aún puede apelar otra vez el fallo La decisión amenaza con acabar provocando una suspensión de pagos

Alejandro Rebossio

El Tribunal Supremo de EE UU rechazó este lunes “al menos por ahora” involucrarse en el caso de la deuda que Argentina dejó de pagar en su crisis de 2001. El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en reposo por un mes por una afección craneal, había apelado al máximo tribunal estadounidense porque dos sentencias de primera y segunda instancias habían condenado al país sudamericano a dejar de abonar la deuda regularizada si antes no desembolsaba lo que exigía la minoría de acreedores litigantes. Los denunciantes rechazaron en 2005 y 2010 canjear sus bonos impagados por otros con una quita en su valor.

Como Argentina se niega a pagarles el 100% de lo reclamado, esos dos fallos condenarían al país a la suspensión de pagos. Sin embargo, esta situación aún no ocurrirá porque Argentina todavía espera el resultado de un nuevo recurso ante el Tribunal de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York, cuya determinación también podrá ser recurrida otra vez ante el Tribunal Supremo de EE UU, bajo cuya legislación se había emitido parte de la deuda argentina. Con ello, Argentina no ha podido salir del laberinto jurídico estadounidense, pero tampoco la ha atrapado definitivamente.

Argentina podrá seguir por ahora pagando con normalidad la deuda reestructurada en 2005 y 2010, que representa el 93% del total que dejó de pagarse en 2001. Solo el 7% de los acreedores rechazó los canjes y recurrió a los tribunales para demandar el 100% de lo adeudado originalmente, sin quitas de capital e intereses o extensión de plazos. Dentro de ese 7% figuran los fondos buitres NML y Aurelius, con sedes en paraísos fiscales y que se caracterizan por comprar a bajo precio títulos de países y empresas en suspensión de pagos para después litigar por el 100%. Ambos fondos y unos 13 ahorradores argentinos, que demandan en total 1.333 millones de dólares, han conseguido los fallos de la justicia de EE UU a su favor en los últimos dos años. Sin embargo, esas sentencias no deberán cumplirse hasta que exista una definitiva.

Se espera que en el próximo mes falle otra vez el Tribunal de Apelaciones de Nueva York y que a principios de 2014 el Supremo de EE UU decida si acepta recursos contra esa sentencia o no. Si en ese momento el máximo tribunal norteamericano desiste de abordar el caso, como suele suceder con la gran mayoría de los juicios que le llegan, entonces Argentina deberá pagar a los litigantes o entrará en suspensión de pagos de su deuda. No es mucho dinero lo que debe abonarles a los demandantes, pero hacerlo podría suponer la apertura de una caja de Pandora. Por un lado, se podrían multiplicar por diez las demandas de otros acreedores que rechazaron los canjes de 2005 y 2010. Por otro, no se descarta que aquella inmensa mayoría que aceptó las quitas exija un tratamiento igualitario respecto de los litigantes, de acuerdo con lo que establece una cláusula de esos canjes que vence en diciembre de 2014.

Otra posibilidad es que el Tribunal Supremo de EE UU decida el año próximo que estudiará la demanda de Argentina. En ese caso, se extiende el plazo para que Buenos Aires siga cumpliendo con sus obligaciones de deuda con normalidad. Además, si el juicio se prorroga más allá de diciembre de 2014, Argentina podrá ofrecerles entonces a los litigantes un acuerdo mejor que el ofrecido en los canjes de 2005 y 2010 sin tener que compensar a aquellos que los habían aceptado.

Pero de momento el Gobierno de Fernández, que finaliza en diciembre de 2015, no contempla ninguna negociación con los buitres ni otros demandantes. Los Kirchner siempre consideraron que Argentina debía reducir su deuda para que pudiese crecer y pagar así lo que debía. Fernández se niega a dar un trato privilegiado a la minoría que no aceptó la quita. Ante los fallos judiciales adversos en EE UU, decidió este año que se abriera el canje de deuda por tercera vez, en un gesto más dirigido a mostrar buena voluntad ante los magistrados estadounidenses que hacia los acreedores más inclinados por seguir esperando por la vía judicial después de casi 12 años de pleito. El tercer canje fue aprobado por el Congreso argentino, pero aún no se ha puesto en marcha y se desconoce por qué el Ejecutivo lo ha retrasado. Tampoco avanzó otro canje que había propuesto Fernández para que los tenedores de deuda regularizada con legislación en Nueva York pudiesen cambiarla por bonos con legislación de Argentina, de modo de esquivar bloqueos de la justicia norteamericana. La semana pasada, el juez neoyorquino Thomas Griesa se pronunció en contra de este canje porque consideró que eludiría su sentencia de primera instancia contra el país sudamericano.

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