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Los intereses de la deuda francesa a diez años cotizan en su mínimo histórico

París “respeta” las recomendaciones de Bruselas pero pone en marcha las reformas prometidas El Tribunal de Cuentas afirma que las exenciones fiscales de Sarkozy impidieron recaudar al Estado al menos 70.000 millones de euros

Hollande (centro) conversa con el ministro de Industria, Arnaud Montebourg, tras la reunión del Gabinete
Hollande (centro) conversa con el ministro de Industria, Arnaud Montebourg, tras la reunión del GabineteFRED DUFOUR (AFP)

Los tipos de interés a diez años de la deuda soberana francesa han alcanzado el jueves por la mañana su mínimo histórico. Los bonos del Tesoro han cotizado al 2,35%, lo que supone un descenso de tres puntos y medio respecto a la sesión del miércoles. París nunca había financiado su deuda en condiciones tan ventajosas, mientras España e Italia llevan el camino contrario y se mueven en cifras cercanas a sus máximos de siempre. La caída de los tipos franceses empezó a principios de mayo (ver gráfico de Bloomberg http://www.bloomberg.com/quote/GFRN10:IND/chart), y ha ido acentuándose a medida que crecían las turbulencias en torno a la deuda española e italiana.

Los analistas sospechan que la buena noticia no está relacionada con la política —la victoria de François Hollande en las presidenciales—, sino con la crisis de los países periféricos. Pese a la degradación de la Triple A decidida por Standard & Poor’s en enero, la agencia Moody’s acaba de dar un margen de confianza al Gobierno socialista manteniendo la calificación, y los inversores parecen haber decidido que los bonos franceses son hoy un valor seguro.

Mientras la deuda alemana a corto plazo se financia estos días con intereses cercanos al 0%, los bonos alemanes a diez años cotizaban hoy al alza (1,27%), lo que ha situado la prima de riesgo francesa en unos cómodos 109 puntos básicos. “Asistimos a una fuga hacia la calidad; la seguridad es el único elemento de decisión de los inversores”, ha dicho a Libération Patrick Jacq, analista de BNP.

El horizonte económico de Francia, en cualquier caso, parece menos holgado que su financiación. Las recomendaciones que hizo el miércoles la Comisión Europea se han recibido en París como un ataque al programa económico propuesto por Hollande durante la campaña electoral. Bruselas basa su análisis en la herencia de Nicolas Sarkozy, pero pide medidas “rápidas, sólidas y concretas” a Hollande para llevar el déficit al 3% en 2013. Además, señala que será necesario reducir el gasto público (social y regional), y pone en el punto de mira a un mercado laboral que según la Comisión protege a los trabajadores fijos y castiga a los jóvenes.

La Comisión afirma también que “el coste” de las promesas de Hollande sobre las pensiones puede poner en peligro la sostenibilidad del sistema, y le pide que mejore la competitividad empresarial para recuperar la pujanza exportadora perdida en la última década.

El Gobierno socialista, a través del ministro de Economía, Pierre Moscovici, ha respondido hoy que “respeta” los consejos de Bruselas, y ha confirmado que mantendrá la prometida corrección de la reforma de las pensiones de Sarkozy, que pasó la edad de jubilación de los 60 años a los 62. Hollande prometió quiere que los asalariados que empezaron a trabajar a los 18 o 19 años y han cotizado 41 o 42 anualidades podrán jubilarse a los 60. “La reforma se hará en las próximas semanas”, ha dicho Moscovici, quien ha asegurado que Francia cumplirá con el 3% de déficit en 2013.

De momento, el Gobierno liderado por Jean-Marc Ayrault ha comenzado el trabajo reuniendo a los sindicatos y la patronal para negociar diversas medidas de corte nada liberal, como el aumento del salario mínimo o la inclusión de los periodos de desempleo y maternidad en el cálculo de los trimestres hábiles para las pensiones. Hollande, en todo caso, quiere esperar a conocer la auditoría de las cuentas públicas encargada al Tribunal de Cuentas, que estará lista a finales de junio, justo después de las elecciones legislativas que se celebrarán los días 10 y 17 de ese mes.

En su informe sobre el presupuesto de 2011, el Tribunal de Cuentas certifica que Sarkozy logró contener el gasto público como prometió, reduciendo el déficit desde los 148.000 millones de 2010 a los 90.000 de 2011, aunque añade que, tras 37 años consecutivos de presupuestos sin cuadrar, el pasivo del Estado supera al activo en 835.000 millones de euros, y “el déficit sigue siendo dos veces superior a lo que permitiría estabilizar la deuda del país”.

En todo caso, la gran censura que los magistrados contables hacen de la etapa Sarkozy se refiere a su política impositiva, a menudo criticada por la izquierda por ser demasiado favorable a las grandes fortunas y empresas. El tribunal afirma que, aunque las exenciones fiscales se redujeron en 800 millones de euros el año pasado, estos ‘nichos fiscales’ hicieron caer los presupuestos del Estado en 70.000 millones, o 132.000 millones si se calculan con un punto de vista más amplio. Hollande ha anunciado que anulará las ventajas fiscales para los más pudientes y diseñará un nuevo impuesto de sociedades mediante una gran reforma fiscal que planea aprobar este verano.

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