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Estados Unidos se mantiene neutral en la crisis de YPF

Las primeras reacciones de altos funcionarios estadounidenses sugieren que no disponen de información suficiente sobre el conflicto

Antonio Caño
Los presidentes Barack Obama y Cristina Fernández de Kirchner durante su reunión en Cartagena, Colombia
Los presidentes Barack Obama y Cristina Fernández de Kirchner durante su reunión en Cartagena, ColombiaHO (AFP)

El Gobierno de Estados Unidos mantiene hasta el momento una postura de cuidadosa neutralidad en el conflicto sobre YPF, dando prioridad a las relaciones políticas con Argentina y América Latina sobre el daño que la medida anunciada por Cristina Fernández de Kirchner puede representar para la promoción del libre comercio.

En todas las oportunidades en que miembros de la Administración norteamericana se han pronunciado en los últimos días sobre el caso YPF, han optado por declaraciones muy prudentes en las que se evita el apoyo a la posición española con el fin de no provocar la reacción de la presidenta argentina.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, en una rueda de prensa en Brasil el pasado lunes, manifestó, sin mencionar directamente a YPF ni a Argentina: “Tener un mercado abierto es el modelo preferible. Los modelos que incluyen la competencia y el acceso a los mercados han tenido más éxito en todo el mundo. Las decisiones tomadas por diferentes países son decisiones que tienen que justificarse y con las que tienen que vivir a partir de ahora. Esta será una decisión muy debatida y con razón. Un mercado abierto de energías y productos básicos es el mejor modelo de competencia y acceso a los mercados”. No quiso ser más precisa porque dijo desconocer los detalles del asunto.

Ese mismo día, preguntado por EL PAÍS, el portavoz del Departamento de Estado Mark Toner envió por escrito la siguiente reacción a la expropiación de YPF: “Sabemos que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner hizo una propuesta de ley para nacionalizar las participaciones de control en la compañía energética Repsol-YPF. Estamos siguiendo el desarrollo del asunto. No estamos al tanto de ninguna queja ante la Organización Mundial de Comercio sobre el asunto”. El mismo portavoz dijo hoy que se ratificaba en sus anteriores palabras y que solo tenía que añadir que su Gobierno apoya "una mayor diversidad de la explotación de recursos energéticos, no menor".

Durante la reciente cumbre de Cartagena, el presidente Barack Obama mantuvo una reunión bilateral con la presidenta Fernández de Kirchner. Oficialmente, el asunto de YPF no fue abordado. Preguntado sobre ese problema y otros que afectan a las relaciones comerciales entre Argentina y EE UU, Ben Rhodes, consejero nacional de seguridad adjunto de la Casa Blanca, manifestó: “Tenemos diferencias ocasionales con Argentina, pero no queremos que eso complique nuestra amplia cooperación en cuestiones económicas, de energía y de seguridad”.

La importancia que Washington concede a las relaciones con Argentina, el segundo mayor país de América del Sur, tras Brasil, es una de las razones que explican la prudente reacción de EE UU hasta el momento. La Administración norteamericana no quiere convertir a Fernández de Kirchner en una versión actualizada de Hugo Chávez e intenta evitar palabras que den argumentos a la presidenta argentina para presentarse como la víctima de una agresión internacional. Tampoco Fernández de Kirchner parece interesada en provocar en exceso a Washington, y ha tenido la precaución de excluir de la expropiación al capital estadounidense que participa en YPF.

Al mismo tiempo, estas primeras reacciones de altos funcionarios estadounidenses sugieren que no disponen de información suficiente sobre el largo conflicto de Repsol con las autoridades argentinas, tanto por la deficiencia del desempeño de los responsables de América Latina en la Administración como por la falta de datos suministrados por el Gobierno español.

Repsol, por su parte, tampoco es una empresa que goce de grandes simpatías en Washington, especialmente, en el Congreso, debido a sus actividades empresariales en Cuba. El año pasado varios miembros de la Cámara de Representantes, encabezados por la presidenta del comité de Relaciones Exteriores, Ileana Ros-Lehtinen, de origen cubano, enviaron cartas al presidente Obama y a Antonio Brufau, presidente de Repsol, en las que advertían que los negocios de esa compañía en la isla representaban una violación de las leyes norteamericanas.

La neutralidad de EE UU en esta crisis supone un claro contraste con la política de mercados abiertos y libre competencia que Obama fomentó en la cumbre de Cartagena y defiende de forma constante en otros foros. Ese contraste se hace particularmente llamativo al tratarse de un país, como Argentina, que pertenece al G-20, un organismo esencialmente concebido para facilitar el intercambio entre el mundo desarrollado y los países en desarrollo.

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