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Bruselas admite que ya "está trabajando" con España para flexibilizar el déficit

Rajoy confirma que hablará con la Comisión para conseguir más margen La UE advierte de que necesita la cifra definitiva de déficit y los presupuestos para la revisión El calendario que plantea Bruselas no es favorable a los intereses del Gobierno de Rajoy

El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, en la rueda de prensa en la que ha comentado sus nuevas previsiones.
El comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, en la rueda de prensa en la que ha comentado sus nuevas previsiones.OLIVIER HOSLET (EFE)

Berlín y Bruselas creen que una buena cura de austeridad acabará trayendo la confianza, solucionará la crisis fiscal y, en última instancia, reactivará la economía. EE UU, el FMI y varios centenares de miles de analistas llevan meses diciendo que en lugar de eso la sobredosis de recortes generalizados puede conducir a Europa a un largo estancamiento, que agravará los problemas del déficit. Los datos empiezan a confirmar esa tesis allá donde los tijeretazos han sido más duros (Grecia y Portugal, Italia y España). Y Bruselas empieza a corregir el tiro: la Comisión Europea abrió este jueves oficialmente la puerta a una ligera revisión de las metas de déficit para varios países. Con todos los peros, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, confirmó que será un poco más flexible.

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España es la avanzadilla de esa petición. El PSOE solicitó algo parecido en campaña. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, aseguró en Roma que “hablará” con Bruselas para conseguir algo más de margen, ante la constatación de que también la Comisión ha fallado estrepitosamente en sus previsiones, informa Carlos E. Cué. La batalla se presume larga: Rehn quiere que antes de cifrar las nuevas metas de déficit, España deje claros los números de 2011 (un agujero del 8%) y, sobre todo, que presente cuanto antes unos Presupuestos duros, con una segunda oleada de recortes en los primeros 100 días de Rajoy.

“Lo esencial es disponer de toda la información de los derrapes en materia fiscal. Y conocer las medidas de consolidación de los Presupuestos”, indicó Rehn, quien reconoció que ya “trabaja” con las autoridades españolas en las nuevas metas de déficit. Se trata de una negociación compleja. España quiere tener ese margen de inmediato, para no pasarse de frenada con los ajustes tras la escandalera que ya ha provocado la reforma laboral. Y Bruselas considera que el Gobierno se está retrasando deliberadamente (por las elecciones andaluzas) y teme que levante el pie del acelerador de la austeridad. Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, medió en ese contencioso a favor de Bruselas: “Dar marcha atrás en las metas fiscales provocaría una reacción inmediata en los mercados”.

Ese es el peligro. Pero el tiempo apremia: en los próximos días, el Ejecutivo confirmará el déficit de 2011 y cómo se reparte entre administraciones. Publicará su previsión económica para este año (entre el -1,7% del FMI y el -1% de Bruselas). Y anunciará el techo de gasto para 2011, pendiente dos meses después de tomar posesión.

El programa de estabilidad vigente fija un déficit conjunto del 4,4%, desde el 8% de 2011. Por niveles de administración, el Gobierno central debería establecer un déficit del 3,2% (cerró 2011 con un saldo negativo del 5,1%). En el caso de la Seguridad Social, cerró con un déficit del 0,06% (y debería acabar 2012 con un superávit del 0,4%). Son los déficits del Gobierno y de la Seguridad Social los que están en juego en los presupuestos: para lanzar una señal, el Ejecutivo debería hacer un ajuste de 25.000 millones. A finales de diciembre ya se aprobó un primer paquete de medidas urgentes de 15.000 millones, por lo que los Presupuestos deberían incorporar un ajuste adicional de 10.000 millones. Sería otro pesado lastre en el crecimiento y el empleo, una ofrenda más a la austeridad fiscal a toda costa que exige Bruselas, pero no un imposible.

El siguiente paso sería la presentación del nuevo programa de estabilidad, en abril. Ahí se comprobará si Bruselas acepta suavizar el déficit. Las décimas que puedan arrancarse serán fundamentales para las comunidades, con un ajuste muy exigente (del 2,7% al 1,3%,), que pueden incumplir sus objetivos.

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