De 'lavacarros' a magnate textil
Un reciente reportaje de The Wall Street Journal lo ha llegado a comparar con Amancio Ortega, asegurando que su cadena, Topitop, es "el Zara andino". Sus tiendas se expanden a velocidad de vértigo: en la última década, el negocio de Aquilino Flores se ha convertido en una cadena que maneja 30 tiendas en Perú y ha multiplicado su facturación por seis, para llegar a 275 millones de dólares anuales. Pero mucho más impresionante que esta historia de éxito empresarial es la historia de vida del empresario. Aquilino nació hace 57 años en Huancavelica, una de las regiones más pobres de Perú, y a los 13 se ganaba la vida lavando autos en las inmediaciones del mercado central de Lima. Un día, uno de sus clientes le ofreció vender unas camisetas en la calle. Por la noche ya había cumplido el encargo. Aquel fue el inicio de un imperio.
Jaime Cordero es colaborador de EL PAÍS en Lima.
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