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El cáncer de la presidenta argentina no afecta a la gobernabilidad del país

Cristina Fernández de Kirchner será intervenida el 4 de enero y estará de baja 20 días - El vicepresidente, el peronista Boudou, la relevará interinamente

La palabra cáncer provoca temor, pero ha dejado de ser sinónimo de muerte. A la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, le detectaron el pasado 22 de diciembre un cáncer de tiroides, según informó la noche del pasado martes su portavoz. Sin embargo, los médicos señalan que el 95% de los tumores de este tipo se curan y además, en el caso de Fernández, no se ha producido metástasis.

La jefa de Estado será operada el próximo miércoles y permanecerá de baja hasta el 24 de enero. Durante ese periodo será reemplazada por el nuevo vicepresidente del Ejecutivo, Amado Boudou, que el pasado 10 de diciembre relevó a Julio Cobos. Boudou es peronista, al igual que Fernández, y fue elegido por ella para acompañarla en el binomio presidencial que arrasó en las elecciones de octubre pasado con el 54% de los votos.

Los médicos consideran que el 95% de los tumores de tiroides se curan
Boudou sucedió el pasado día 10 al radical Julio Cobos, opuesto a Fernández
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La presidenta, de 58 años, había valorado a su entonces ministro de Economía, de 48 años, por su lealtad. En esta característica se diferencia del radical Cobos, que se había hecho kirchnerista en el Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) y por eso llegó a la vicepresidencia en diciembre de 2007, pero que ocho meses después rompió su alianza con Fernández porque en el grave conflicto agrario de 2008 se puso del lado de los agricultores. Cobos no renunció, pese a las diferencias con la presidenta, y finalizó su mandato hace 19 días.

"Fíjense qué importante es que el vicepresidente piense lo mismo", dijo ayer la viuda de Kirchner en su primera aparición pública después del anuncio de la noticia de su cáncer. Boudou lo acompañaba a su derecha y la presidenta provisional del Senado (segunda en la línea de sucesión), Beatriz Rojkes de Alperovich, a su izquierda. El acto que encabezaba Fernández -un acuerdo con los gobernadores de 17 provincias para refinanciar sus deudas con el Estado nacional- fue aprovechado por la presidenta para enviar mensajes políticos tras el descubrimiento de su enfermedad.

"Guarda [atención] con lo que haces", le dijo en su discurso Fernández a Boudou. "Es una bromita, pero va en serio", aclaró. "Ya imagino el título de los [periódicos] institucionalistas de mañana: 'Presionó al vicepresidente para que haga lo que ella quiere, autoritaria y hegemónica", bromeó la jefa de Estado. Boudou ejercerá la presidencia durante 20 días de enero, un mes del verano austral en el que, como en el agosto español, no suelen ocurrir demasiadas cosas, con la excepción de algunas crisis económicas que ocurrieron en el pasado en Argentina. En la actualidad nada parece indicar que este país sufra ningún traspié, más allá de la tendencia a la desaceleración económica que Latinoamérica está percibiendo por el contagio de la crisis de la eurozona.

Fernández también hizo una reclamación a los empresarios, pero sobre todo a los sindicalistas, después de haberse enfrentado con su antiguo aliado Hugo Moyano, jefe de la peronista Confederación General del Trabajo (CGT). "En estos momentos tan especiales quiero pedirles colaboración a todos los argentinos: a asalariados y empresarios por igual. Bueno es tener derechos y no aristocracias entre los asalariados. Hay que comenzar a diferenciar derechos de privilegios", advirtió la líder peronista.

Horas antes, el jefe de la CGT se había reconocido "consternado" por la noticia del cáncer e intentó sin éxito llamarla por teléfono para transmitir su solidaridad. "Las diferencias con la CGT son cosas menores ante esta noticia", dijo el sindicalista Julio Piumato, mano derecha de Moyano. Los analistas descartan cualquier embestida sindical o política mientras Cristina Fernández de Kirchner permanezca convaleciente.

La presidenta recibió mensajes de apoyo de otros presidentes latinoamericanos, de los principales líderes de la oposición y de su propio partido, pero mantuvo el tono crítico contra el líder de la central obrera: "Muchas veces los métodos [de protesta] terminan convirtiéndose en obtención de privilegios a través de presiones y en otros [casos], en rentabilidades extraordinarias, también a través de presiones".

La mandataria argentina apuntó específicamente contra las petroleras, un mercado en el que reina Repsol-YPF: "El aumento [de precio] de naftas [gasolina] y combustibles también es una forma de presionar".

Cristina Fernández de Kirchner junto a una imagen de Evita Perón, ayer en la Casa Rosada, en Buenos Aires.
Cristina Fernández de Kirchner junto a una imagen de Evita Perón, ayer en la Casa Rosada, en Buenos Aires.MARCOS BRINDICCI (REUTERS)

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