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Reportaje:

Premio al capitán del subsuelo

Santiago Valenzuela logra el Nacional de Cómic por sus viñetas surrealistas

El torreznismo está de enhorabuena: a Santiago Valenzuela (San Sebastián, 1971) le fue concedido ayer el Premio Nacional de Cómic 2011 por Plaza Elíptica.

Formado en la obligada transición por el fanzinerismo que marcó la década de los noventa, Valenzuela sorprendió a propios y extraños con la aparición en 2001 de Horizontes lejanos, inicio de una de las series más sorprendentes que ha visto el tebeo español, las aventuras del Capitán Torrezno, que trasladaba las clásicas historias de fantasía inspiradas en Tolkien a un perdido sótano de Madrid, donde el azar generaba un mundo en miniatura tan increíble como imposible, en el que una de las clásicas figuras que habitan los bares de arrabal, un torrezno, se convertiría en el paladín y defensor de este extraño mundo. A lo largo de las seis primeras entregas de la saga, Valenzuela iría construyendo un microuniverso particular que es capaz de asimilar con tanto descaro como inteligencia influencias tan variadas como las surrealistas aventuras del Philemon de Fred -una de las obras maestras del cómic francés-, Jonathan Swift o el imaginario de Jorge Luis Borges, para reescribirlas en términos de una realidad más palpable, con una vitriólica perspectiva de lo cotidiano más próxima a Azcona que a los clásicos de la aventura fantástica.

Un nuevo género que Valenzuela va alimentando en cada nuevo título, tomando todo tipo de elementos de la cultura popular -desde Star wars al "todo a 100"- para introducir poco a poco una lúcida reflexión en la que el autor da muestras de su inabarcable inquietud y de su capacidad para la provocación intelectual, basada en un grafismo de abigarrado horror vacui con infinitos textos que componen páginas barrocas y sobrecargadas, que obligan al lector a detenerse tanto en la contemplación del minucioso trabajo de dibujo como en la asimilación del torrente de ideas que caracteriza la obra de este autor.

Para alegría de sus incondicionales fans, tras un periodo sabático alejado del personaje, volvería en 2010 con Plaza Elíptica, que se configura como un punto de inflexión en la continuidad de la serie, un momento de reflexión que el autor utiliza a modo de prólogo tardío que actúa de resumen perfecto de los seis volúmenes anteriores, encauzando todas las ideas que se fueron dejando aquí y allá, rellenando espacios de lo ocurrido en esos cuatro años y recargando las baterías de este universo para volver a surcarlo con fuerza.

El Premio Nacional supone un reconocimiento lógico a una de las obras más importantes que ha dado el cómic europeo en el siglo XXI.

Viñeta del cómic <i>Plaza Elíptica,</i> de Santiago Valenzuela.
Viñeta del cómic Plaza Elíptica, de Santiago Valenzuela.

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