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La crisis financiera

Italia se convierte en objeto central de la especulación

El interés de algunos bonos supera al que piden a España

Bajo una lluvia de datos negativos y con el país convertido en diana de los especuladores del mercado de deuda, la política italiana empieza a mostrar señales de nerviosismo. Italia, segundo país de la eurozona con más deuda publica en relación al PIB -un 120%- se enfrenta a un cuadro preocupante. Ayer, la Bolsa italiana, con sede en Milán, se confirmó como la peor de Europa al caer del 2,53%. Y la fiebre sube. El termómetro más inmediato es el diferencial con el bono alemán. Ayer, alcanzó los 385 puntos básicos. Un nuevo récord negativo. La diferencia entre la prima de Italia y la española ha llegado a ser de apenas 15 puntos a favor de la primera, "lo que significa que los mercados ya tratan a Roma de la misma manera que tratan a Madrid", subrayaba el diario económico Il Sole 24 Ore.

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La rentabilidad del bono italiano a 10 años ha alcanzado el 6,27%, no muy lejos del fatal 7% que abrió la puerta a la bancarrota de Grecia, Portugal e Irlanda. A corto plazo, además, se aprecia mejor el aumento de las dudas de los inversores ante la posibilidad de que Italia sufra problemas de solvencia en un futuro no muy lejano. Así, la rentabilidad exigida en sus bonos a dos y tres años ha llegado a superar el interés que pagan los españoles por primera vez desde el desbordamiento de los problemas de Grecia. Según los analistas, la razón está en que Italia afronta mayores necesidades de financiación que España durante los próximos meses.

La tercera economía de Europa, sin embargo, había logrado alejar los fantasmas de la quiebra gracias a un déficit público bastante modesto, a la alta tasa de ahorro de las familias y a un sistema financiero conservador. Por eso, la amenaza de una bancarrota parece haber cogido desprevenido al Gobierno, que hasta ahora se centraba en otros temas, como estudiar una ley que suspenda los juicios de Silvio Berlusconi o mantener los equilibrios internos en la coalición. Distracciones que pueden revelarse fatales. Los mercados ya no se conforman. El viento ha cambiado: Milán cojea porque Roma no sabe sostenerla.

En esta situación, el primer ministro, Silvio Berlusconi, se presentará hoy frente al Congreso y al Senado para informar sobre la crisis. Será un intento de inyectar una pizca de confianza en los mercados. Si falla, será difícil ahuyentar el temporal. El jefe de Estado, Giorgio Napolitano, está preocupado. En numerosas ocasiones llamó la atención al Gobierno para que atendiera a las señales inquietantes del mercado. "Voy a seguir el debate parlamentario con gran atención. Este es el momento justo para que las fuerzas políticas, de mayoría y oposición, lleguen a un acuerdo para que el país vuelva a crecer y capee la deuda", aseguró ayer Napolitano.

Pero las declaraciones no convencen. Al menos no convencen a los analistas. "Las dudas sobre la capacidad del Ejecutivo italiano para recortar la deuda tal y como está programada e implementar las reformas necesarias para convertir su estancada economía en un crecimiento sostenible han causado una alarma mayor en los mercados financieros", asegura Francesca Piscioneri, de Reuters.

En esta fase delicada, se añade un problema: el ministro de Economía, Giulio Tremonti, desde siempre poco sostenido por el jefe de gabinete, está involucrado en un escándalo de corrupción. Quizá por eso no será Tremonti quien se dirija esta tarde al Parlamento en un desesperado intento de sosegar a poderes económicos, oposición, ciudadanos, colegas europeos y mercados. Berlusconi va a dar la cara en primera persona, hecho excepcional, ya que guardaba silencio desde que empezó este nuevo episodio de turbulencias el mes pasado.

Giulio Tremonti, ministro de Economía de Italia.
Giulio Tremonti, ministro de Economía de Italia.TONY GENTILE (REUTERS)

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