La FAO y su petición de solidaridad

La FAO pide dinero para paliar la hambruna de África. ¿Cómo piensa hacerlo? Pues comprando alimentos a los ricos, alquilando transporte para los alimentos a esos mismos ricos mientras estos utilizan las ganancias para comprar grandes extensiones de terreno fértil (léase la tribuna de Mercé Rivas Hambre y especulación en África publicada en este periódico el 16 de este mes) en los mismos países a los que lleva los alimentos.

¿No sería mejor que el dinero que solicita la FAO se utilizara para comprar esos mismos terrenos fértiles, maquinaria adecuada y semillas, y con la mano de obra barata de estos países, producir los alimentos que ahora compra y tiene que trasladar?

Lo peor de este asunto es que los inversores, además de lo que dice Mercé Rivas, no son solo ricos de Arabia Saudí, también están implicados grandes fondos de inversión mundiales. Estos fondos de inversión no compran estos terrenos solo para producir alimentos, sino para producir biocombustible, o al menos eso dicen, pues, por otro lado, cuando África se muere de hambre estos gestores de fondos de inversión le venden a sus clientes que es una inversión de futuro, pues en unas décadas el resto del mundo no tendrá tierra fértil y los alimentos se producirán en África. Paradójico. ¿Verdad? No nos dejemos engañar y obliguemos a las organizaciones mundiales, ONG, FAO, Naciones Unidas, etcétera, a que compren estas tierras fértiles para producir comida, antes de que las vendan a esos fondos de inversión que las usaran para su beneficio propio.