_
_
_
_
Escándalo en Reino Unido

Cameron evita pedir disculpas

El primer ministro británico se distancia ante el Parlamento de su antiguo jefe de Comunicación y de la opa de Murdoch para comprar el 100% de BSkyB

Aunque Gran Bretaña lleva dos semanas sumida en un proceso de catarsis nacional que cuestiona el comportamiento de su clase política, los métodos de sus medios de comunicación y la honestidad y eficacia de su policía, la Cámara de los Comunes volvió a los viejos hábitos de la lucha entre partidos en el debate de emergencia convocado ayer para discutir esa crisis y que obligó a retrasar 24 horas el inicio del receso parlamentario veraniego.

Durante estas dos semanas ha cerrado el periódico de mayor tirada del país, han dimitido los dos máximos responsables de la Policía Metropolitana, el magnate de la comunicación más influyente del mundo se ha visto obligado a bajar la cabeza ante un puñado de representantes del pueblo. Por si faltaba algún aliciente para darle profundidad al debate parlamentario de ayer, la Comisión de Interior de los Comunes hizo público de madrugada, con la ilusión de llegar a tiempo a ese debate, un demoledor informe en el que acusa a Scotland Yard de no querer investigar a News International, editora del News of the World, reclama que se indague en los sobornos a policías a cambio de información y denuncia la "interacción social" entre investigadores e investigados en un caso que ha conmocionado al mundo.

Cameron insistió en que solo pedirá perdón si Coulson es procesado
La catarata de preguntas de los laboristas desquició al jefe conservador
El editor deja Londres tras 10 días que han manchado su reputación
Se abre el debate sobre si el magnate debe seguir siendo consejero delegado
Más información
Buscando una salida
El fiscal general de EE UU recibirá a las víctimas del 11-S espiadas
Los Comunes acusan a la policía de no investigar a Murdoch
Otro escándalo de escuchas salpica al 'News of the World'

Y, sin embargo, nada de eso parecía importar ayer en los Comunes. Más metidos que nunca en su burbuja de Westminster, conservadores y laboristas se intentaron meter el dedo en el ojo unos a otros con fines puramente partidistas. Dos asuntos de principios que tienen importancia, pero parecen más bien secundarios en las actuales circunstancias, casi monopolizaron el debate. Uno, el arrepentimiento o no del primer ministro David Cameron, por haber contratado como director de Comunicación a Andy Coulson, que había dimitido en 2007 como director del News of the World. Dos, probablemente con más fondo aunque no está claro si es un tiro a ciegas o se apoya en algo, hasta qué punto Cameron discutió con los ejecutivos de News International su proyecto de adquirir la totalidad de BSkyB, la plataforma de televisión por satélite de la que controla el 39%. Una operación a la que, de momento, ha renunciado.

Pese a que los británicos están ya acostumbrados a que su primer ministro dé marcha atrás, Cameron parece haber decidido que en el caso de Coulson lo va a hacer a cámara lenta. Cada día se distancia un poco más de él, pero se resiste a bajar la cabeza y pedir el perdón que le exige el líder de la oposición, Ed Miliband, por el "catastrófico error de juicio" que en su opinión fue contratar a Coulson. "Con la perspectiva del tiempo, ahora no le contrataría", reconoció el primer ministro. Pero insistió en que Coulson siempre ha negado cualquier relación personal con las escuchas e insistió en que solo se disculpará si su antiguo director de Comunicaciones en el Partido Conservador y en Downing Street es procesado y condenado.

La cuestión de BSkyB puede ser potencialmente más delicada, aunque Murdoch ha renunciado de momento a la operación. Cuando un diputado laborista le preguntó si había tratado el tema de BSkyB con los ejecutivos de Murdoch, Cameron respondió: "Nunca he tenido una conversación inapropiada" con la compañía. Una respuesta deliberadamente ambigua que provocó una catarata de nuevas preguntas de la oposición sobre el mismo tema que llegó a sacarle de quicio. Otro diputado le preguntó si había sido "apropiada" alguna de sus 26 conversaciones con altos cargos de News International desde que es primer ministro. "Todas mis conversaciones son apropiadas", respondió.

El primer ministro, que ha vivido toda la crisis a la defensiva y ha visto como Ed Miliband le robaba un día tras otro los titulares, insistió en que no ha jugado ningún papel en las decisiones del Gobierno sobre BSkyB. Y acusó a los laboristas de poner en marcha "una letanía de teorías conspirativas más bien patéticas para ganar puntos políticamente".

Mientras los diputados se tiraban los trastos a la cabeza en los Comunes, Rupert Murdoch abandonaba Reino Unido en un jet privado tras 10 tensos días en suelo británico que han dejado su reputación de bucanero en entredicho. En su comparecencia de la víspera ante la Comisión de Cultura, Rupert y James Murdoch cubrieron con creces el doble objetivo de evitar que aparecieran nuevos focos de crisis en la compañía y transmitir una imagen de arrepentimiento y de sincera preocupación por las consecuencias de lo que ha ocurrido en torno al News of the World.

Pero han dejado también la imagen de una empresa descontrolada, en la que, quizás por su enorme tamaño, ocurren cosas raras. Ayer mismo, News International anunció que dejará de pagar a los abogados que defienden a Glenn Mulcare, el investigador privado que interceptaba teléfonos para el tabloide. Como tantas veces antes durante esta crisis, el emporio de Murdoch parece actuar por reacción, sin conseguir llevar la iniciativa.

Los comentaristas no se pusieron de acuerdo sobre los efectos que tendrá en el futuro de News Corporation la imagen destilada por Murdoch ante los diputados. Envejecido, con problemas para entender algunas preguntas y más problemas aún para responderlas, algunos creen que su fragilidad física aumentará las presiones para que deje el cargo de consejero delegado y se conforme con ser presidente ejecutivo. Otros creen que su fragilidad inicial se fue borrando a medida que avanzaba la comparecencia y que acabó demostrando que sigue conservando la autoridad necesaria para liderar la compañía que él mismo creó hace casi 60 años.

El primer ministro David Cameron, ayer durante su comparecencia en el Parlamento. A la izquierda, el viceprimer ministro, Nick Clegg.
El primer ministro David Cameron, ayer durante su comparecencia en el Parlamento. A la izquierda, el viceprimer ministro, Nick Clegg.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_