Manto de pedregal

Los hermanos Hernaiz parten de un principio básico, no siempre tenido en cuenta: la bodega al servicio del viñedo. Todo gira en torno a las cepas de la finca: 101 hectáreas en una de las zonas más altas de La Rioja, cerca de Haro.

No han dudado en parcelarla según variedades, terrenos y microclimas. Personalización que garantiza la expresión del terruño. La finca debe su nombre a Eugenia de Montijo, la granadina esposa de Napoleón III, que no tuvo mejor idea que dedicar sus uvas a la elaboración de coñac. El regio abolengo se materializa hoy en viejas cepas de garnacha, tempranillo y viura, recubiertas por una gruesa capa de blancos cantos rodados. Manto de pedregal, con 40 centímetros de espesor, que permite adquirir al vino sus elegantes notas minerales, algo solo posible con un buen desarrollo radicular de las cepas, como es el caso. Buena insolación del racimo, limitada producción, drenaje perfecto y la encomiable labor vitivinícola del equipo técnico, encabezado por el enólogo David González, hacen el resto. Para este blanco se han seleccionado las mejores uvas de viura de la parcela número 2. Aroma intenso, con matices y un primer impacto del roble (madera nueva, mantequilla especiada que encierra un tesoro de fruta muy madura, pero fresca... piña, lima, pomelo, melocotón). Expresividad varietal engalanada de apuntes florales y el aporte aristocrático de la tierra.