Los furtivos que roban marisco tóxico
Un grupo de buceadores expertos esquilma la ría de Ferrol y vende el producto sin control sanitario
Su oficio es esquilmar la ría ferrolana. Tienen picos de ingresos que rondan los 6.000 euros semanales en dinero negro cuando la demanda tira del marisco, sobre todo en Navidad y verano. Se han especializado en colgarse las botellas de oxígeno para apañar a dos manos vieira, zamburiña, almeja y centolla del fondo de la ría de Ferrol, una espada de agua de 12 kilómetros de largo, que atesora una gran riqueza biológica. Son profesionales del furtivismo, y han hecho del filón marisquero de la ría su modo de vida. En esta categoría, según los servicios de vigilancia, entra un grupo de 10 o 12 personas, todos varones de entre 25 y 40 años y vecinos de los municipios que cercan la ría como Ferrol, Fene o Mugardos.
En buena temporada pueden sacar 6.000 euros a la semana
Son buceadores experimentados que distan del perfil de furtivo marginal o adicto. Son fuertes, fibrosos y trabajan su resistencia a base de gimnasio y proteínas. No suelen tener propiedades a su nombre, pero su actividad delictiva les reporta pingües beneficios que le ocultan al fisco. Burlan las vedas para extraer ilegalmente moluscos y crustáceos a costa de saquear los bancos marisqueros que siembran las tres cofradías locales. Lo transportan y lo venden fresco sin control sanitario pasando por alto su potencial tóxico, especialmente en la vieira, muy vulnerable a las toxinas.
Un día bueno, pueden sacar más de 1.000 euros en una sola inmersión y repetir con la segunda bajamar, calculan los vigilantes de la cofradía. "El furtivismo es su trabajo", apuntan los vigilantes del pósito, "cansados de ir al juzgado" a llevar unas denuncias inútiles. Usan modernos equipos de buceo que pasan de los 2.000 euros pero se declaran insolventes para evitar el pago de las multas que les impone la Xunta por sumergirse sin permiso en la ría. Sin capturas no hay delito. El castigo se limita a una sanción administrativa.
Cuatro de ellos fueron detenidos en 2008 durante el primer gran operativo de la Guardia Civil contra el mercadeo ilegal de vieira tóxica de la ría. Al menos dos, reincidieron. Fueron apresados por segunda vez el 2 de junio durante la Operación Capacho. Vendían vieira contaminada por la toxina amnésica a 11 restaurantes y distribuidores de A Coruña y Pontevedra. 22 personas (seis furtivos, dos minoristas y 14 hosteleros) están imputadas por un delito contra la salud pública como parte de esta última trama de compraventa ilegal de marisco tóxico que calcó lo ocurrido en 2008.
Tras la alarma generada por la vieira tóxica, los buceadores se han centrado en extraer almeja babosa. Han pasado de bucear a refugiarse en la noche y tomar muchas precauciones. Se esconden más que nunca.
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