Maestro de la cercanía
No deja de ser curioso, y hasta cierto punto insólito, que sea uno de los más conocidos y competentes fotorreporteros del siglo pasado quien, al mismo tiempo, se haya convertido en la referencia imprescindible a la hora de acceder al mundo privado y creativo de Picasso. Esa figura es David Douglas Duncan, fotógrafo nonagenario de dilatada trayectoria que registró con su cámara conflictos bélicos como la II Guerra Mundial, Vietnam o Corea, y siguió de cerca durante décadas algunos de los más importantes procesos políticos acaecidos en Oriente Próximo, Europa, Asia o África.
Sus reportajes aparecieron con regularidad en Life y desarrolló con éxito y asiduidad el formato del ensayo fotográfico en forma de libro. Fue este mismo fotógrafo de aliento y estética humanista, nacido en Estados Unidos en 1916, quien se presentó de improviso una mañana de febrero de 1956 en La Californie, la residencia de Picasso en el sur de Francia, dando comienzo así a una estrecha relación que se prolongaría hasta la muerte del artista, en 1973.
La primera imagen que Duncan tomó de Picasso, al poco de llegar a su casa, fue en la bañera. Algo que en otras circunstancias o en otro autor podría interpretarse como indiscreción, es en este caso era una muestra de la cercanía que caracterizó su relación. En los miles de registros que tomó Duncan no hay preparación, no hay posado como tal, sino una especie de diálogo, una conversación que fluye a través de la fotografía. El acercamiento al artista por su parte fue integral: su persona, su círculo íntimo, sus espacios de trabajo, sus reuniones con los amigos, la atmósfera familiar, su proceso de trabajo y sobre todo su rostro, en una serie de retratos magistrales. En algunos de estos retratos hay una exploración de los límites de la proximidad que llega a convertir los ojos y la mirada del artista en el único motivo argumental de la imagen.
Duncan fotografió también las obras que rodeaban a Picasso, aquellas que le acompañaban y que vieron la luz en el libro Los 'picasso' de Picasso (1961). Tanto estas obras como el propio y mágico espacio de La Californie llegan a alcanzar en sus imágenes rasgos de personalidad y autonomía propia. A lo largo de su vida Picasso fue fotografiado asiduamente, incluso por autores tan fundamentales como Man Ray, Brassaï, Lee Miller, Robert Capa o Cartier-Bresson. Pero es a Duncan a quien finalmente cabe el privilegio de haber abierto la puerta de entrada a la "vida íntima del más grande artista del mundo a través de la fotografía", tal y como reza el subtítulo del primer y magnífico libro que publicó sobre Picasso en 1958.
Babelia
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