Obama autoriza las operaciones de la CIA de apoyo encubierto a los rebeldes
El presidente firma una orden que podría traducirse en armamento y dinero
El presidente estadounidense, Barack Obama, autorizó secretamente el apoyo de Estados Unidos a los rebeldes que tratan de derrocar al régimen del coronel Muamar el Gadafi en Libia, según reveló anoche la agencia Reuters. La emisión de ese tipo de orden ejecutiva secreta, utilizada normalmente para autorizar las misiones secretas de la CIA y firmada en las últimas dos o tres semanas, discurrió de forma paralela a la autorización formal del uso de la fuerza para imponer una zona de exclusión aérea en Libia y evitar la matanza de civiles por parte de Gadafi.
"Como es habitual en esta Administración, no voy a hacer comentarios sobre cuestiones de inteligencia", afirmó anoche en un comunicado el portavoz de la Casa Blanca, Jim Carney. "Voy a reiterar lo que el presidente dijo ayer, que no se ha tomado ninguna decisión sobre suministrar armas a la oposición o a cualquier otro grupo armado en Libia".
Obama firmó ayer una orden como las que aprueban misiones de la CIA
Desde el comienzo de la operación militar aliada en Libia, Obama ha dicho en repetidas intervenciones televisadas que su objetivo último es que Gadafi abandone el poder. En una entrevista con la periodista Diane Sawyer, presentadora del espacio de noticias ABC World News, Obama dijo: "Es justo decir que si quisiéramos mandar armas a Libia, podríamos hacerlo. Estamos considerando todas las opciones".
Esa entrevista se emitió el martes, cuando Obama ya había emitido la supuesta orden ejecutiva de la que ha informado Reuters y que puede traducirse en el futuro en apoyo armamentístico y económico a los rebeldes. El hecho de que Obama haya emitido esa orden ejecutiva no indica que ya se haya entregado armas a los rebeldes. De momento, es una simple autorización genérica.
Está previsto que la OTAN asuma hoy el mando de las operaciones, todavía sin definir con precisión. Pero la presión en el campo financiero y político es enorme. Reino Unido y Francia han anunciado también que no descartan suministrar armamento a los rebeldes, aunque en EE UU la iniciativa suscita cierto rechazo en el Capitolio -ayer se opuso el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Mike Rogers- porque ello supondría enfangarse más en el conflicto y porque no se sabe en poder de quién pueden terminar. Algunos congresistas han recordado en los últimos días que armas proporcionadas por Estados Unidos y Arabia Saudí a los muyahidin para combatir la ocupación soviética de Afganistán a finales de los años ochenta del pasado siglo terminaron en manos de radicales.
En 2009, el presidente ya emitió una orden similar para permitir operaciones secretas contra el grupo terrorista Al Qaeda en Yemen. Entonces, como ahora, la Casa Blanca no confirmó la existencia de esos decretos. Existen en EE UU dudas sobre quiénes conforman los grupos rebeldes. El almirante James Stavridis dijo el martes en una comparecencia ante el Senado que las agencias de inteligencia de EE UU han detectado operativos de Al Qaeda infiltrados entre ellos, por lo que han recomendado a la Casa Blanca actuar con extrema cautela.
Según el diario The New York Times, la CIA ha introducido operativos clandestinos en Libia encargados de recopilar información útil para los ataques aéreos y de contactar con los rebeldes, según fuentes estadounidenses. Son parte de una fuerza de occidentales en la sombra que Obama espera que puedan contribuir a derrocar el régimen de Gadafi. La presencia de la CIA comprende un número desconocido de estadounidenses, que se añaden a docenas de fuerzas especiales británicas y funcionarios del MI6.
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