El momento de la verdad salta al ruedo

El mundo del toro bravo se la juega este año ante la caída del número de festejos, los estragos de la prohibición en Cataluña y el traspaso de competencias relacionadas con el mismo del Ministerio del Interior a Cultura.

Y entre tanto ruido de figuras llamando a las puertas de los ministerios y haciéndose fotos con políticos, un hombre de 48 años salió al coso de Las Ventas el 2 de octubre del año pasado e hizo una reivindicación del toreo clásico que puso de acuerdo a todo el mundo.

Ese hombre se llama Juan Mora. Mañana actúa en la madrileña plaza de Vistalegre, donde compartirá cartel con Morante de la Puebla y Manuel Jesús El Cid para lidiar astados de Núñez del Cuvillo. Un acontecimiento que, con el festejo de hoy en el mismo escenario, donde El Juli, José María Manzanares y Alejandro Talavante ofician con ejemplares de Garcigrande, apuntala el arranque de la temporada taurina.

Las tres orejas de Juan Mora en la Feria de Otoño fueron un revulsivo

El Juli, Manzanares y Talavante torean hoy en la plaza de toros de Vistalegre

TVE dejará de retransmitir corridas. Canal + inaugura un canal de 24 horas

Fernando Savater: "Quizá el 'glamour' otorga un poco de frivolidad al torero"

Juan Mora analiza, en conversación con este periódico, las consecuencias de aquella tarde en la pasada Feria de Otoño de Madrid. Era su único contrato de 2010. Le convirtió en una de las sensaciones más esperadas de 2011. "Las tres orejas que corté simbolizan mis 28 años de alternativa. De ellos, siete u ocho los pasé en el ostracismo. No sonaba el teléfono. Pero sentía que aún había toreo en mi mente y en mi muñeca. Cuando pasa algo así la liturgia de la lidia se convierte en fiesta. En las gradas hay desde un electricista hasta un pintor o un escritor, gente muy distinta que puede en cambio sentir lo mismo cuando sucede algo importante en la plaza".

Desde luego que no fue el único hito artístico de la temporada pasada, pero sí ha ayudado a centrar la atención en la arena tras meses de focos puestos fuera de los tendidos. La tauromaquia ha llegado hasta el Tribunal Constitucional, que admitió a trámite en noviembre un recurso del Partido Popular contra la Ley 28/2010 de 3 de agosto aprobada por el parlamento de Cataluña y por la que se prohíben las corridas en dicha comunidad autónoma a partir del 1 de enero de 2012.

Al trapo de la polémica abolicionista entró el filósofo Fernando Savater con Tauroética, un libro publicado por Ediciones Turpial en el que aborda nuestra actitud moral hacia los animales. Para Savater, la prohibición en Cataluña no parece tener visos de propagarse: "Allí ha venido acompañada del nacionalismo. No creo que algo así ocurra en Andalucía, Madrid y ni siquiera en País Vasco, donde también hay un componente nacionalista".

En respuesta a la prohibición, el sector inició su particular catarsis intentando manifestar consenso. Varios representantes del mismo, con destacadas figuras del escalafón a la cabeza, mantuvieron reuniones con los Ministerios del Interior y Cultura para reclamar el traspaso a este segundo gabinete de las escasas competencias en materia taurina que permanecen en el primero. La comisión de Cultura del Congreso ha instado esta semana al Ejecutivo a tomar las medidas oportunas para hacer efectivo ese trasvase.

"Los toros estarán en Cultura antes del final de temporada", asegura en uno de los salones de la Unión de Criadores de Toros de Lidia Carlos Núñez, presidente de esta asociación, que aglutina a las tres cuartas partes de reses lidiadas en festejos mayores, y de la Mesa del Toro. "Una de nuestras reclamaciones es la creación de una ventanilla única, y que sea el gabinete de Cultura el que se interrelacione con el resto de organismos de los que depende la fiesta", prosigue Núñez, quien reconoce que el trasvase competencial tampoco será una tabla de salvación. "Pero Cultura defenderá y dará promoción a la tauromaquia. Las subvenciones no son lo esencial ahora, aunque la aplicación del IVA reducido sí; este espectáculo debe de ser más asequible".

El traspaso de competencias es "más que favorable" también para Salvador Boix, apoderado de José Tomás, gran ausente en 2010 tras la gravísima cornada que sufrió el 24 de abril en Aguascalientes (México). Descartado en los carteles de las primeras grandes ferias, respecto a la posibilidad de que Tomás pueda estar recuperado hacia el ecuador de la temporada Boix prefiere mostrar cautela: "Todavía no tiene el alta médica. Su intención es torear este año. Pero no podemos decir ni dónde ni cuándo".

Entre otras grandes esperanzas, Manuel Molés, director del programa Los toros, de la cadena SER, y de las retransmisiones taurinas de Canal +, añade: "Que el toro recupere el máximo de su casta, que las figuras hagan honor mediante gestos a su categoría y la renovación; no podemos vivir sin novedades".

Mientras TVE ha decidido dejar de retransmitir corridas de toros, Canal + está ya inmerso en el arranque, el 9 de marzo, de su nuevo canal de 24 horas diarias dedicadas a la fiesta (Canal + Toros, en el dial 69 de Digital +). Su director, Manuel Molés, evoca los mejores momentos de 2010: "La gran capacidad de El Juli, el despertar del sueño artístico de Morante y la ilusión por ver a José María Manzanares, que no pudo acabar la temporada a causa de una lesión; El Cid ha mejorado mucho, nadie se arrima tanto como Castella o Perera... Pero las figuras también deberían mezclarse en los carteles con otros que están ahí: Urdiales, Fandiño, Morenito de Aranda, Leandro...".

Carteles al margen, otra preocupación ha sido la continuidad de la curva descendente en el número de festejos mayores. De los cerca de 2.000 que tanto el Ministerio del Interior como la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL) contabilizaban anualmente desde mediados de la pasada década, de 2007 a 2008 se experimentó un punto de inflexión al calor de la crisis económica que ha prolongado la caída hasta hoy. A falta de los datos de Interior, la cifra más actualizada de la UCTL registra 1.487 en 2010.

"Sufrimos excedente de ganado", se lamenta Carlos Núñez, presidente de la UCTL. "Habrá que adecuar la oferta a la demanda actual. Es necesario rediseñar nuestras explotaciones y producir más barato, y si no puedes reducir y la demanda es cero habrá que cerrar. Sería doloroso que afectase a encastes en peligro de extinción. La cantidad de espectáculos que se registraban en 2007 era tan insostenible como la burbuja inmobiliaria".

Con un coste medio de producción de un toro bravo entre los 4.000 y los 5.000 euros, que de no venderse para una corrida o encierro tiene como destino su trasteo a puerta cerrada o directamente el matadero (donde se paga entre 200 y 400 euros por animal), la inviabilidad de un plantel de más de mil ganaderías de lidia en España parece inevitable. ¿Crisis de la tauromaquia? "¡Siempre ha vivido en crisis!", exclama Carlos Abella, director del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid. "Siempre ha predominado el individualismo y una sensación de que ellos se lo guisan y se lo comen. La prohibición en Cataluña y la crisis les ha servido para reflexionar". El distanciamiento de una parte importante de la sociedad es reconocido por todos. EL PAÍS publicó una encuesta el año pasado en la que el 60% de los españoles decía que no le gustan las corridas de toros; pero el 57% se declaraba contrario a la abolición en Cataluña. En cuanto al público, Las Ventas arroja un dato revelador sobre la salud de las grandes plazas. El coso madrileño mantuvo un 65% de ocupación media durante los 68 festejos de 2010. De sus 23.770 localidades, el 83% son abonados y la temporada pasada se renovaron casi en su totalidad.

Las grandes ferias resisten por ahora los envites que sacuden los ruedos mientras los matadores intentan aunar tradición y modernidad. A veces, dando la sensación de que hay demasiados focos alumbrándoles.

"Quizá el glamour haya introducido un poquito de frivolidad a la figura del torero", reflexiona Fernando Savater. "Más bien, puede haberla aniñado. El torero como héroe tiene un elemento seductor; no sé hasta qué punto se concentra más la atención de ese elemento en el papel cuché". Carlos Abella sale al quite: "El torero es el último héroe romántico de la sociedad española. No podemos pedirles modernidad y después criticarles si son modernos. Una cosa es hacer una campaña publicitaria y otra venderse en televisión para lograr la atención que no se consigue en la plaza".

Entre los que se visten de luces en estos tiempos convulsos hay un hombre discreto que se llama Juan Mora. Todos nos habíamos olvidado de que es capaz de poner de acuerdo desde a un electricista hasta un pintor desplegando en la cara de una bestia quince o veinte muletazos profundos, de frente y por derecho. A lo mejor la tauromaquia era eso.