Jóvenes y policías se enfrentan en Bahréin
El anhelo de libertad y justicia social empieza a agitar seriamente también las aguas del golfo Pérsico. Las fuerzas policiales de Bahréin dispersaron ayer con gases lacrimógenos y balas de goma varias concentraciones de grupos de jóvenes chiíes reunidos en diversas localidades cercanas a la capital, Manama, a la que pretendían dirigirse para protestar. Los manifestantes exigen una reforma constitucional que corrija la discriminación a la que, según ellos, está sometida la población chií, mayoritaria en Bahréin, país de alrededor de un millón de habitantes sobre los que reina una dinastía suní. Cientos de personas participaron en las protestas; una de ellas murió y al menos 20 resultaron heridas en los choques, según testigos.
Pese a que la intervención policial logró impedir que se celebrara en las calles de Manama el Día de la Ira que los activistas locales habían convocado a través de Internet, en la capital las tiendas permanecieron cerradas, el tráfico fue casi inexistente y helicópteros de las fuerzas de seguridad sobrevolaron la ciudad a lo largo del día.
Los activistas prometieron que los actos de protesta van a seguir. Aclararon que no quieren derrocar la dinastía, pero sí una democratización de las instituciones políticas, incluida la posibilidad de elegir directamente al primer ministro, y la liberación de los presos políticos.
La élite suní había intentado desactivar la protesta anunciando la concesión de una subvención una tántum (una sola vez) de unos 2.000 euros por familia.
Pese a ser un país pequeño, Bahréin es un centro de importancia estratégica, en el que tiene su base la V Flota de la Marina estadounidense.
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