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61ª edición de la Berlinale

Dos generaciones de actrices buscan fortuna en Alemania

Justo ahora que en España los ingenieros atienden a los cantos de sirena de la canciller alemana Angela Merkel, el festival de Berlín recuerda a aquellas mujeres que en los cincuenta y sesenta emigraron a Francia para trabajar como empleadas de hogar. Vivían en habitaciones con baño compartido en las buhardillas de los edificios parisinos. Es la historia de las protagonistas de la película Les femmes du 6ème étage, una comedia del francés Philippe Le Guay. Entre las españolas en cuestión figuran Natalia Verbeke, Lola Dueñas y Carmen Maura, vieja conocida de las pantallas francesas.

Verbeke y Maura se colocaron ayer ante la sempiterna pared azul de la Berlinale para defender una película que trata la inmigración a partir de estereotipos tan risibles como inofensivos, en un contexto algo idealizado, donde el parisino burgués es un señor bueno a quien el encuentro con esas mujeres llegadas del sexto piso le cambia la vida.

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En la película, la pareja interpreta a una tía y una sobrina. En la realidad, comparten, dicen en el bar berlinés Oscar Co & Co, el gusto por la comedia: "A los actores les suele gustar llorar, sufrir, yo llevo varios años haciendo más comedias porque se disfruta muchísimo. Realmente es más fácil hacer dramas", asegura Verbeke. "Acabas menos cansada de los rodajes", interviene Maura, a su lado.

A partir de las experiencias de ambas se podría escribir un manual de la evolución del trabajo de actriz en España. De la generación de la Transición al nuevo milenio. "Yo empecé en la escuela de arte dramático y tuve mucha suerte", recuerda Verbeke, "me presenté a un casting y obtuve mi papel de protagonista". "Joder, ¡qué envidia!", interviene Carmen Maura, con un puñetazo en la mesa, "yo empecé con 25 años, con ya un hijo y el otro en camino". Fue el crítico teatral de Abc, el difunto Alfredo Marquerie, quien le dijo que tenía que actuar a nivel profesional, tras verla en el Ateneo. "Mi marido me decía si estaba loca. El hombre no quería. Mi madre lloraba. Mi hermano decía que era una puta", recuerda Maura con un brillo en los ojos.

"Empecé en el Bellas Artes con un papel marginal. En un momento dado, se puso mala la protagonista. Era un fin de semana, todo el mundo estaba preocupado, me pidieron si quería hacerlo", prosigue Maura en su relato. "Dije que sí, fui a casa y empecé a ensayar toda la noche con mi marido, con las nauseas del embarazo...". "¿Pero estabas embarazada?", pregunta Verbeke, "¡Sí, lo que pasa es que no se me notaba mucho!", responde Maura entre risas.

Natalia Verbeke (izquierda) y Carmen Maura, ayer en Berlín.
Natalia Verbeke (izquierda) y Carmen Maura, ayer en Berlín.AFP

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