Barcelona despide a la 'Victoria' de Franco
Un centenar de personas con banderas republicanas dicen adiós a la escultura de Frederic Marès
Adiós a la Victoria de Franco después de 72 años, 36 de ellos en democracia. "¡Pues ha tardado lo suyo!", exclamaba ayer un ciudadano envuelto en una bandera republicana que aguardaba, expectante, las maniobras de la grúa. Se estaba retirando la estatua al pie del llapis, en el cruce de la Diagonal con el paseo de Gràcia. En ese punto fue colocada en 1939 para festejar la victoria de Franco. Era el último monumento franquista de las calles de Barcelona y su retirada se enmarca dentro de la Ley de la Memoria Histórica.
Para dar su adiós a la escultura, un centenar personas con banderas republicanas se dieron cita en el céntrico cruce. Quien quiera verla podrá hacerlo en el Museo de Historia de la Ciudad. Se exhibirá en una de las sedes que se habilitará en la antigua Oliva Artés, en el barrio de Poblenou.
La retirada de la estatua es una más de las múltiples mutaciones que ha sufrido un grupo escultórico que se planificó en 1932, en plena II República.
Aquel año -el del primer Estatuto catalán- se convocó un concurso para erigir un monumento a Francesc Pi i Margall y la I República, de la que fue presidente. El ganador de ese concurso fue Josep Viladomat y su obra, la figura de una mujer con torso desnudo se alzó en la cima del obelisco de la Diagonal en abril de 1936. Fue inaugurado por el entonces presidente de la Generalitat, Lluís Companys. Al pie del llapis, se colocó un medallón con el rostro de Pi i Margall y una dedicatoria.
En aquel concurso, el segundo clasificado fue Frederic Marès. La escultura que diseñó, la recuperó después de que los franquistas entraran por la Diagonal el 26 enero de 1939. Marès recibió el encargo del Ayuntamiento de Barcelona para sustituir la escultura republicana. En la primavera de 1939, se retiró la obra de Viladomat de lo alto del obelisco. En su lugar se colocó un águila -que fue rebautizada como el lloro, por el aspecto que tenía- , se retiró el rostro de Pi i Margall y la dedicatoria a su persona se cubrió con otra placa que ensalzaba las tropas de Franco. La nueva escultura de Marès reposaba en la base del monumento.
Cuenta Lluís Permanyer en el libro Biografía de la Diagonal que uno de los retoques que se vio obligado a introducir Marès en su escultura fue de calado: la original mostraba el pecho desnudo de una mujer que acabó tapando con una túnica siguiendo las pertinentes indicaciones de un prelado.El aguilucho que coronaba el obelisco se retiró porque quedó maltrecho por la caída de un rayo. Mientras, la escultura republicana de Viladomat fue a parar a un almacén municipal del que fue rescatada en 1990, cuando se colocó en la plaza de Llucmajor, en Nou Barris.
En pleno franquismo, en la década de 1950, la Victoria apenas sufrió daños con el estallido de una bomba cuya huella, en cambio, sí se aprecia en parte del obelisco. Con la democracia la losa de la peana que rendía homenaje a Franco se tapó con otra con el escudo real. "Debajo de esa placa está la dedicatoria a Pi i Margall y, como mínimo, creemos que se debe recuperar", explicaba ayer Josep Cruanyes, historiador y miembro de la Comisión de la Dignidad.
Es un deseo para el que están recogiendo firmas con el fin de presentárselas al alcalde, Jordi Hereu. Este, sin embargo, no parece muy dispuesto a tomar iniciativa alguna para que se recupere la placa de Pi i Margall. Y tampoco su socio Ricard Gomà (ICV-EUiA), que ayer contestaba con evasivas a los republicanos que se lo planteaban. "Seguro que no lo hacen, ya que rebautizaron la plaza con el nombre de Juan Carlos I", comentaba un republicano bandera en mano.
Hereu fue discreto y se limitó a celebrar la retirada del último monumento que quedaba en Barcelona en memoria de la dictadura de Franco.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.