La última visita del 'comandante'
El alcalde comunista de Casarrubuelos muere de un infarto en Cuba, donde prestaba ayuda internacional
En esos días negros en los que nada parece tener solución, Julián Sánchez solía decir: "¡Siempre es 26!, en referencia a la fecha del asalto liderado por Fidel Castro al cuartel Moncada en Santiago de Cuba, en julio de 1953. El alcalde de Casarrubuelos, pueblo situado a 30 kilómetros de Madrid, era ante todo un comunista convencido que había trabajado durante años como soldador.
Julián Sánchez de Diego, militante de Izquierda Unida (IU), murió el miércoles precisamente en Cuba, país al que amaba profundamente. Alcalde desde 2003 de un municipio con 3.300 habitantes, Sánchez de Diego sufrió un infarto en la provincia de Cienfuegos, donde pasaba unas vacaciones. Aprovechó, sin embargo, para revisar un parque inaugurado en noviembre por una fundación con la que colaboraba. Un amigo que le acompañaba en ese momento lo llevó a un hospital cercano, donde falleció finalmente. Acababa de cumplir 50 años, concretamente el 12 de enero.
Hijo de Julián y Eulalia, dos militantes comunistas incluso durante la época de la clandestinidad, el alcalde fallecido nació en Esquivias (Toledo). Le gustaba recordar que ahí fue donde se casó Miguel de Cervantes con Catalina de Palacios. Desde joven se interesó por la política, y siendo un adolescente ingresó en el PCE. Se empleó durante años como soldador y montador en Tayso, una empresa especializada en el diseño de hornos para panadería y pastelería. Pasados los 20 años, conoció a la que iba a ser su mujer, Macarena Vara, natural de Casarrubuelos. Allí se fue a vivir.
Accedió a la alcaldía del municipio hace ocho años, con porcentajes de voto superiores al 70%. Cuba siempre fue su gran referente. "Para los comunistas es una referencia de nuestro pensamiento ideológico. Julián ha sido una persona que se ha preocupado por llevar allí ayuda internacional. Ha dedicado todo su tiempo libre a conseguir cosas para el pueblo cubano y tenía una relación muy íntima con mucha gente", contaba por teléfono su hermano Pedro. "Si volviese a reencarnarse seguro que elegiría Cuba para morir", añadía. Era habitual que llevase la maleta cargada de camisetas del Futbol Club Barcelona, equipo del que era forofo. Ver camisetas azulgranas por La Habana vieja es en parte culpa suya.
Allí le llamaban comandante, pues tenía más fe en la revolución que muchos de los que mandan en el país, en el que llevaba desde el lunes 17. Tenía pensado volver hoy. "Era un buen comunista, siendo solidario con todo el mundo. Se ha muerto en el país que amaba", resumía un amigo suyo desde Cuba, donde había acompañado a la viuda y sus dos hijos, Álvaro (30) y Ernesto (27). La familia estaba realizando todos los trámites para la repatriación, que se espera que se pueda llevar a cabo este fin de semana. Las autoridades locales planean poner un parque a su nombre y homenajearle con un busto.
Su inesperada muerte conmocionó al pueblo de Casarrubuelos, hermanado con varios municipios de Cuba. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, transmitió su pésame a la familia del fallecido. Aseguró que había hablado con la viuda. La dirección general de IU emitió un comunicado en el que lamentaba su muerte, mientras que la alcaldesa en funciones y segunda teniente de alcalde, Marisol Lavín, resaltó que ante todo se trataba de un buen hombre.
"Fue el causante del cambio de nuestro pueblo", resumía Ismael Abad, técnico de gestión urbanística del Ayuntamiento. "No contaba las horas de dedicación al pueblo y era muy amigo de todos los vecinos. No le importaba el color político. Era muy optimista". Para él, siempre era 26.
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