"Hemos regalado la mampara"
Los hosteleros que invirtieron en reformas se debaten entre el rechazo frontal y la opinión de que la ley igualará las condiciones con la competencia
El asador barcelonés el Yantar de la Ribera se adaptó con rapidez a la ley de 2005: dos días antes de la entrada en vigor ya contaba con un espacio acondicionado para fumadores. Y eso que la norma contemplaba una moratoria de ocho meses para los locales de más de 100 metros cuadrados. Los dueños han vuelto ahora a demostrar sus reflejos. La mampara de cristal desapareció el pasado 1 de diciembre. "La regalamos porque no sabíamos qué hacer con ella", explica Juan Prats, gerente del establecimiento, visiblemente enfadado. Costó más de 14.000 euros acondicionar "la cárcel de cristal", en palabras de Prats. "No estoy ni gota de contento", concluye.
En el bar Kilimanjaro, en la céntrica calle Fontanella, los clientes que acudan a partir del 2 de enero se encontrarán con el espacio de fumadores, separado por una vitrina de cristal, intacto. Aunque allí ya no se pueda fumar. "Nos costaría unos 3.500 euros quitarlo, así que se quedará como está", dice Marcos Zamora, gerente del local, propiedad del grupo Husa. Zamora teme que los clientes fumadores, en una ciudad que disfruta de un clima agradable la mayor parte del año, se desplacen a los bares con terraza.
Pero no todo son quejas. Algunos hosteleros, aunque también invirtieron en reformas que ahora son inútiles, creen que la nueva ley obligará a los bares a competir por la clientela en igualdad de condiciones. "Elegirán el local por la calidad, y no por si se puede fumar o no, como ocurre ahora", afirma César García, del Grupo Andilana, con 16 locales. De la misma opinión es Crisol Cacheiro, portavoz del Grupo Cacheiro, propietario entre otros de los restaurantes Trobador. "Nosotros habilitamos una zona de fumadores en cuanto se aprobó la ley, con máquinas independientes de aire acondicionado y mamparas", explica Cacheiro. "Pero estamos contentos de que a partir de ahora sea para todos igual", concluye. Noelia Lázaro y su socia del café El Rebost del Cel invirtieron en una cortina de aire y un extractor para la zona de fumadores. En El Rebost cunde ahora la resignación. "La gente está más concienciada", afirma Lázaro. "Quizás dejen de tomar el segundo café...", duda.
Al presidente del Gremio de Restauración, Gaietà Farràs, la ley le parece "una inocentada". "Nadie hubiera hecho una reforma para cuatro años", dice. "Estamos estudiando acciones legales para que nos devuelvan el dinero invertido".
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