El plan de austeridad de la Generalitat no logra reducir el déficit público

La Generalitat ha incumplido sus compromisos de reducción del déficit, de modo que Artur Mas encontrará las arcas públicas en peor situación que la prevista por el tripartito. Tampoco hallará el agujero que él mismo vaticinó en campaña. El plan de austeridad impulsado por el Gobierno de José Montilla pretendía rebajar el déficit al 2,4% del PIB al acabar 2010. No ha sido posible. Ahora se prevé una variación "de entre el 0,7% y el 0,9%" por encima de ese objetivo.

Los datos constan en un documento sobre la situación financiera de la Generalitat que Montilla entregó a Mas en una reunión para preparar el traspaso de poderes. El informe precisa que la desviación se explica por dos factores: la caída de los ingresos y el aumento del gasto en la sanidad pública.

El presupuesto inicial para 2010 fijaba un techo de déficit del 3,25%. Pero la delicada situación financiera internacional obligó a la Generalitat a apretarse el cinturón. Los resultados del plan de austeridad no han sido los esperados. Pero "no se puede decir que no haya servido para nada; sin plan, el déficit sería mucho peor", señalaron fuentes del Gobierno.

El último tramo del año ha resultado fatal. El déficit registrado hasta noviembre es de 3.845 millones, lo que representa el 1,97% del PIB. El documento, sin embargo, advierte de que la cifra se elevará de forma notable cuando se añadan los datos de diciembre. Eso explicará que el déficit final supere entre un 0,7% y un 0,9% la previsión. Diciembre es un mes nefasto para cuadrar números porque, como recuerda el informe, "tradicionalmente concentra la contabilización de un volumen de gasto elevado; mucho más, por supuesto, del que se correspondería con la doceava parte del ejercicio".

El documento entregado a Mas también detalla el nivel de endeudamiento de la Generalitat. La deuda prevista para final de 2010 es de 40.607 millones. El informe admite que para el año que viene la Administración autonómica tiene una importante necesidad de financiarse. La cifra alcanza los 8.788 millones de euros, aunque hay que restarle los casi 2.000 que el consejero, Antoni Castells, ha dejado en la tesorería, y que permitirán hacer frente a los pagos de forma "cómoda".