La ONU vuelve a Somalia después de 17 años
La seguridad plantea siempre un gran reto a las Naciones Unidas a la hora de desarrollar su misión de paz en países en conflicto. El atentado hace siete años contra su cuartel general en Irak es el ejemplo más desgarrador. Ese temor a un ataque fue lo que en 1993 forzó al organismo, embajadas occidentales y organizaciones humanitarias a abandonar Somalia e instalarse en Kenia.
La ONU prepara ahora su vuelta a Mogadiscio, tras más de 17 años de ausencia y de reiteradas peticiones del Gobierno de transición para que reconsiderase la retirada. El anuncio lo ha hecho el representante para el Cuerno de África, Augustine Mahiga.
La decisión, explicó, es del secretario general, Ban Ki-moon. El primer objetivo es el enclave de Puntland. El segundo, la región de Somaliland. Y el tercero, la capital. La transferencia de agencias que operan desde Nairobi empezará en unos 60 días, según indican desde el organismo, donde explican que la creciente presencia de las fuerzas de la Unión Africana (UA) está permitiendo una mejora de la seguridad.
Pero aunque Mahiga insiste en que "la decisión del despliegue ya está tomada" y que permitirá elevar el papel de la ONU en Somalia, también admite que el riesgo sigue ahí, por eso afrontarán el proceso de retorno con cautela.
Aeropuerto
En la capital es donde se concentra el reto mayor. La misión de paz de la UA (Amison) trabaja ya en más de una docena de instalaciones para acomodar al personal de la ONU, en una zona segura del aeropuerto de Mogadiscio, donde tiene su cuartel general. El triángulo de protección se irá ampliando conforme la presencia internacional vaya en aumento. Somalia, en todo caso, sigue siendo uno de los lugares más peligrosos para las organizaciones humanitarias que operan en el continente. Las amenazas y ataques de fuerzas rebeldes vinculadas a Al Qaeda obligaron a comienzos de año a la ONU a suspender gran parte de la asistencia a la población vulnerable, que desarrollaba con el Programa Mundial de Alimentos.
Somalia es un país donde la pobreza es extrema, por el azote combinado de las sequías y dos décadas de conflicto. Casi la mitad de los 10 millones de habitantes del país necesitan algún tipo de ayuda para vivir. Unos 700.000 son niños. El 75% de la asistencia se concentra en el sur y centro del país, zonas controladas por las milicias islamistas de Al Shabab.
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