Es necesario reformar la ley
El 1 de enero de 2006 entró en vigor la Ley 28/2005 de medidas sanitarias frente al tabaquismo. En aquel momento era una necesidad, y la experiencia ha demostrado que ha supuesto un cambio cualitativo incuestionable para mejorar la prevención y control del tabaquismo en nuestro país. No obstante, ahora, para mejorar su principal objetivo, el de mejorar la salud de toda la población, es necesaria su reforma para conseguir transformar en lugares totalmente libres de humo todos los locales de la hostelería. Está comprobado científicamente que el aire contaminado por el humo del tabaco provoca enfermedades y muertes.
Menos de un tercio de la población es fumadora y, a pesar de ello, la norma social que sigue predominante en la mayor parte de restaurantes y bares es la de fumar, lo que supone un menoscabo para la mayoría no fumadora que se ve obligada a inhalar involuntariamente el humo del tabaco. Además, cerca del 40% de mismos fumadores están "muy de acuerdo" o "bastante de acuerdo" con que se prohíba fumar en los restaurantes y bares, por lo que todavía la minoría que insiste en el derecho a fumar en estos lugares públicos es realmente exigua.
Según lo observado en otros países, la reforma de la ley, además de mejorar el disfrute de los locales de la hostelería, facilita dejar de fumar, disminuye la probabilidad de recaída y contribuye a cambiar la norma social que establece que fumar es lo normal, de forma que disminuye el número de fumadores futuros.
Vivimos un momento en que se pretende eclipsar, y más en época de crisis, todos los potenciales beneficios que supondría la reforma de la ley mediante el mensaje de los efectos económicos negativos que conllevaría para la hostelería. Aún teniendo en cuenta que la salud es un valor que está por encima del valor económico, la pregunta que nos debemos plantear es hasta qué punto son ciertos estos mensajes.
Las conclusiones de los estudios adecuadamente diseñados que basan sus resultados en medidas objetivas, que han sido publicados en revistas con mayor rigor científico y que no tienen financiación de la industria tabaquera no encuentran un efecto económico negativo sobre la hostelería de las leyes que crean ambientes libres de humo en restaurantes y bares, y en todo caso el efecto fue positivo para la venta y empleo.
En conclusión, la reforma de la Ley tendrá un efecto positivo sobre la salud de los fumadores, sobre la salud de los no fumadores que frecuentan restaurantes y bares en los que se permite fumar, sobre la salud de los trabajadores de establecimientos en los que está permitido fumar y además y no tendrá efectos económicos negativos sobre la hostelería, en todo caso, los efectos serían positivos. La única amenaza económica de la reforma es para la industria tabaquera (¡no nos dejemos engañar...!). Desde el ámbito de la salud pública y la asistencia sanitaria, la opinión no puede ser otra que la de ¡adelante ya con la reforma de la Ley: es una cuestión de salud!
Jose María Martín Moreno es Asesor de la Oficina Europea de la OMS. Javier Mataix es coordinador de la Unidad de Tabaquismo del Departamento de Valencia-Hospital General.
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