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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Unión fiscal europea

La OCDE propone más política presupuestaria común para calmar el malestar de los mercados

El informe semestral de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) describe una situación muy compleja de la economía global. Por una parte, predice una clara (aunque lenta) mejoría de la economía mundial durante este año y 2011, impulsada por los países emergentes y el tirón de Estados Unidos y Japón. En este paisaje relativamente despejado aparece la duda de las economías del euro, que serán las que accedan más tarde a tasas de crecimiento superiores al 2%. Dentro de la zona euro, España está en el furgón de cola. Será la única gran economía mundial en recesión este año (-0,2%) y en el año 2011 el PIB solo crecerá el 0,9%.

Pero, por otra parte, la organización alude al insistente malestar de los mercados financieros y de deuda. Estas turbulencias, que se manifiestan en una excesiva volatilidad (hundimientos bruscos de la cotización seguidos de cortas subidas), se corrigen con una mayor coordinación de las políticas presupuestarias europeas. La OCDE habla de "unión fiscal de facto" y no le falta razón. El martes, las Bolsas europeas se hundieron arrastradas por los bancos. Los inversores ya no valoran a las entidades financieras en función de sus expectativas de beneficio por acción, sino por el temor a que los bancos europeos sean gravados con tasas excepcionales y, en España, por el riesgo de una reforma inacabada de las cajas de ahorros. El desasosiego se extiende al mercado de deuda. No basta con que el Gobierno recorte el gasto público en 15.000 millones; ahora los inversores apuntan a las dificultades de recuperación económica, piden una reforma radical del mercado de trabajo y castigan el retraso en la reforma financiera. Ayer, el diferencial de la deuda española con el bono alemán subió hasta 164 puntos básicos, el segundo más alto del año.

La presión de los mercados que operan sin tener en cuenta el valor de los activos puede convertirse en un obstáculo para la recuperación europea y española. Es verdad que España ha de aplicar los recortes del gasto, que tendrá que subir impuestos (y no solo recurrir a tributos excepcionales sobre las grandes fortunas) y que tendrá que ajustarse en los servicios (copago sanitario, adecuación de tasas públicas); pero también lo es que Europa tiene que emprender una regulación estricta de los mercados financieros. El euro necesita de un poder político capaz de controlar el malestar de los mercados. Un fondo para crisis bancarias sería un paso excelente.

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