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Israel ofreció armas atómicas a la Sudáfrica del 'apartheid'

Ana Carbajosa

Israel se empleó ayer a fondo en desmentir la información que publicaba el diario británico The Guardian, según la cual el actual presidente, Simón Peres, entonces ministro de Defensa, habría tratado de vender armas nucleares a la Sudáfrica del apartheid. El diario británico se sirve de la investigación de Sasha Polakow-Suransky, un académico estadounidense que logró que el Gobierno sudafricano desclasificara documentos que ilustran el tipo de relación que Israel y Sudáfrica mantenían a mediados de los años setenta. The Guardian considera que los documentos constituyen la primera prueba escrita de que Israel posee armas atómicas.

Los papeles en cuestión corresponden a las minutas de reuniones entre los ministros de Defensa de Israel y Sudáfrica de la época. P. W. Botha le pide a su homólogo israelí, Simón Peres, que le suministre cabezas de misiles. Peres, según el documento de The Guardian, habla de la "carga adecuada" de los misiles y le ofrece que elija entre "tres tamaños". A pesar de que en el documento no consta de forma explícita, el autor del artículo sostiene que con los tres tamaños Peres se refiere a misiles con carga convencional, química o nuclear. Los sudafricanos rechazaron la transacción debido a su elevado coste.

Peres lo niega

La oficina del presidente Peres emitió ayer un comunicado en el que niega la veracidad de la información. "Desafortunadamente, The Guardian ha decidido escribir su artículo basándose en una interpretación selectiva de los documentos y no en hechos concretos". Y añade: "Israel nunca ha negociado el intercambio de armas nucleares con Sudáfrica". Peres anunció que piensa enviar una carta al director del diario en la que le solicitará "la publicación de hechos reales".

En materia nuclear, Israel ha mantenido lo que se conoce como "política de ambigüedad", por la que no reconoce de forma oficial la existencia de su supuesto arsenal. La ambigüedad se tornó precisión el día en que Mordechai Vanunu, trabajador de una central nuclear israelí, ofreció datos y fotografías del interior de la planta de Dimona, donde presuntamente se fabricaban cabezas nucleares. La publicación de esta información en 1986 en el Sunday Times le costó a Vanunu 18 años de cárcel. Precisamente, el pasado domingo el técnico nuclear volvió a prisión -tres meses- por violar una de las restricciones a su libertad condicional.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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