La incógnita
Dicen que han clonado un toro bravo, y que otro está a punto de nacer. Got lleva por nombre el becerro que pronto viajará a la finca sevillana de El Toruño, de donde partió el tejido de su padre, el semental Vasito, fallecido de viejo el pasado mes de marzo, perteneciente a la ganadería de Alfonso Guardiola, depositario del prestigioso encaste Pedrajas. "Habrá que ver cómo se desarrolla su crianza", dicen en la ganadería. Habrá que ver si es bravo o manso, fiero o descastado, si es poderoso o de salud enfermiza. Habrá que ver si, además, de una copia física exacta de su padre, hereda, también, sus cualidades y las bondades de su exquisita familia.
Este y no otro es el problema no resuelto. Al menos, no verificado. La bravura, la casta y la nobleza no son condiciones innatas, sino el producto de un largo y esforzado proceso de selección que, desde principios del siglo XX, llevan a cabo unos verdaderos científicos autodidactas llamados ganaderos de reses bravas que, sin ser veterinarios ni genetistas ni médicos han conseguido que el toro de hoy sea un extraño para su propia especie. Tienen la difícil misión de seleccionar comportamientos y repartir en su justa medida las cualidades que debe tener hoy un toro: casta, bravura y nobleza.
Todo comenzó cuando apareció Juan Belmonte y, con él, la revolución estética, que exigió un cambio radical. El animal grande y destartalado, áspero, brutal y rudo, se ha transformado en un toro guapo, armónico, bravo y noble que ha elevado el toreo a altas cotas artísticas. La clave de este cambio radical se llama selección, el gran misterio de la tauromaquia.
¿La clonación viene a deshacer el misterio? Esa es la clave no aclarada. Si Got es como su padre, fiel representante del encaste Pedrajas, será de pecho fuerte, badanudo, lustroso, chato y enmorrillado; bajo de agujas y de cuerna acapachada y de pelo negro. Se identifica popularmente este tipo de toro con la bravura en el primer tercio, sin duda alguna fruto de la difusión del festejo sevillano de "lunes de resaca", donde los toros de María Luisa Domínguez, madre del actual propietario, han dado un gran espectáculo en el primer tercio.
Pero nunca la selección fue matemática. De progenitores ejemplares nacen multitud de toros para el matadero. "El toro es un misterio. Yo cada vez sé menos. Cuanto más avanzo, más interrogantes se me abren", reconoce Fernando Cuadri, ganadero que lleva toda su vida dedicada al toro bravo. Y Álvaro Domecq, famoso estudioso del toro, dejó dicho: "La selección es una lotería; y
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