Muy positivo, pero no es todo
La economía española ha acumulado dos tipos de desequilibrios tras haber crecido 15 años al 3,5%, medio punto por encima de su potencial, y toparse con una grave crisis financiera internacional y una grave recesión. El primero ha sido el fiscal. El sector público ha tenido que hacer un esfuerzo extraordinario para evitar una recesión mayor, pasando de tener un superávit de 1,7% del PIB en 2007 a un déficit del 11,2% del PIB 2009, un deterioro de 13 puntos porcentuales de PIB en dos años.
Ante la grave situación de Grecia y a propuesta de la Comisión, los Estados miembros de la zona euro (ZE) acordaron volver al 3% de déficit en 2013. España presentó un programa creíble para lograrlo que fue aceptado por la Comisión Europea advirtiendo que las tasas de crecimiento eran demasiado elevadas. Mientras, la actuación de la ZE con Grecia ha sido nefasta. No se dejó al FMI intervenir con un programa como el de Letonia o Rumania para calmar a los mercados y luego negociar una reestructuración o un retraso en el pago de su deuda, considerando que era un estigma para la ZE y que no era necesario. La lentitud y falta de acuerdo entre los líderes ha permitido que los mercados llevasen a Grecia a una situación límite, contagiando a Portugal y España, cuya situación de deuda es mejor que la de otros países de la ZE y no tiene nada que ver con la griega.
Para evitar un lunes negro y una situación de pánico, como ocurrió después de Lehman, este domingo pasado ha habido que tomar decisiones extraordinarias y contundentes, con un paquete conjunto con el FMI de 750.000 millones de euros más la intervención del BCE en los mercados de bonos, demostrando que Europa está unida y que no va a permitir que una situación similar vuelva a producirse. Al mismo tiempo, España ha tenido que hacer también un esfuerzo adicional.
Este esfuerzo permite que el año 2011 termine con un déficit del 6% del PIB en lugar del 7,5% comprometido anteriormente, lo que va a permitir llegar al 3% en 2013 más fácilmente y acumulando menos deuda. Este esfuerzo se ha hecho, además, reduciendo gasto público y no aumentando impuestos para no afectar negativamente al crecimiento futuro, lo que es positivo, pero también ha habido que recortar la inversión pública, lo que no es tan positivo.
Irlanda, que actuó con celeridad recortando salarios públicos entre un 10% y un 20% como base de su programa, ha conseguido no tener contagio alguno ni ser mencionada en el comunicado final del Ecofin, mientras que instaba a Portugal y a España a tomar medidas adicionales. España por fin ha decidido hacer lo mismo, lo que tiene además un efecto de ejemplarizador y de imitación sobre el sector privado.
El segundo problema de la economía española es el de la competitividad, que está relacionado con el anterior y que sólo puede abordarse con reformas estructurales. El desempleo cuesta a la Seguridad Social más de 33.000 millones de euros al año. Si no hubiese sido de nuevo más del doble que el de la ZE, no tendríamos que haber hecho una contracción fiscal tan fuerte, demostrando que hay que hacer una reforma de la contratación laboral.
Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research, CEPR.
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