Rajoy citó a Bárcenas con Arenas y evitó pedirle el escaño o ir al Mixto
La salida del ex tesorero evidencia una división que la cúpula del PP niega
Luis Bárcenas sigue marcando el ritmo en su abandono paulatino de la política. Hace casi un año que el entonces tesorero del PP aparecía vinculado al peor escándalo de corrupción de este partido desde el caso Naseiro. Y hasta hoy, todos sus pasos han llegado mucho más tarde de lo que a la mayoría del partido le habría gustado. El último, que en realidad son dos, es el abandono del escaño de senador por Cantabria o, al menos, su paso al Grupo Mixto. Es lo que Esperanza Aguirre obligó a hacer a los diputados autonómicos implicados en el caso Gürtel al mismo nivel que Bárcenas.
El viernes, según confirman a EL PAÍS diversas fuentes de la dirección, Mariano Rajoy y Luis Bárcenas se vieron de nuevo en el despacho del líder del PP, otro encuentro discreto pese a que en la sede casi todo se acaba sabiendo. Ya se habían reunido el miércoles, cuando Bárcenas aceptó dejar la militancia y el puesto de tesorero de forma definitiva.
Bárcenas fue con su mujer a la reunión, la segunda en 48 horas, y no ofreció el escaño
El senador, bajo una gran presión familiar, podría irse del todo en cualquier instante
Pero el viernes, Bárcenas no estaba solo con Rajoy. Le acompañaba su esposa, imputada también en el caso y pieza importante en la resolución de la crisis -ha pesado que la presión recayera sobre ella con los fotógrafos apostados a la puerta de su casa el miércoles- y Javier Arenas, el gran amigo del ex tesorero dentro del partido, con Ana Mato y Francisco Álvarez Cascos. Arenas no había estado en la reunión del miércoles porque estaba en Sevilla.
Según estas mismas fuentes, la del viernes fue una reunión informal, organizada para preparar una sucesión controlada dentro de la tesorería del PP -Bárcenas ha sido el hombre clave de las finanzas del partido en los últimos 20 años y tiene toda la información- y para mostrar al ex tesorero un cierto respaldo anímico. Rajoy no ha querido en ningún momento que la salida de Bárcenas fuera traumática, que notara que el PP le dejaba solo, al contrario de lo que ha sucedido con Jaume Matas, o en Madrid con los alcaldes y diputados autonómicos implicados. Aguirre, mucho más implicada personalmente en Gürtel que Rajoy -todos sus actos se contrataban a empresas de la red- ha logrado con ese afán por cortar cabezas proteger mejor su imagen que el líder del PP.
El ex tesorero ofreció a Rajoy el pago de su abogado, dejar el despacho que venía ocupando -que será ahora de José Manuel Romay, su sucesor- y abandonar la dirección del Grupo Popular en el Senado, y lo hizo público el sábado. A la vista de que eso generaba polémica en la prensa, decidió ayudar a Rajoy. Pero no ofreció nada más. Ni él planteó, ni Rajoy o Arenas le han pedido, según las mismas fuentes, que se vaya al Grupo Mixto o que abandone el Senado, lo que implicaría perder el aforamiento y que su causa recayera en el juez Pedreira, que instruye el sumario.
En realidad, y dada la enorme presión personal a la que está sometido Bárcenas, sobre todo por cuestiones familiares y desde que su esposa ha acabado imputada en la causa, nadie descarta del todo que el tesorero cambie de opinión. De hecho, y pese a que le habían llegado todo tipo de mensajes de presión, para la mayoría de los dirigentes, incluso los más cercanos a Rajoy, fue una sorpresa que el ex tesorero, que había aguantado meses de revelaciones escandalosas, se rindiera el jueves. Aún así, y con la incógnita de una posible cesión a la presión mediática, la totalidad de los dirigentes consultados asume que Bárcenas seguirá en el Senado y en el Grupo Popular.
Lo que es seguro, coinciden diversas fuentes, es que Rajoy no tiene intenciones de pedirle que deje el escaño. Sostienen que hay precedentes, incluso de diputados socialistas, imputados en diversas causas, algunas muy graves, que conservaron el escaño. Consultado ayer por EL PAÍS, Javier Arenas aseguró que "no conoce esa reunión", que sin embargo confirman diversas fuentes.
Además de las consecuencias del caso Gürtel, que nadie da por finalizadas del todo porque queda la repercusión en la Comunidad Valenciana, donde aún está pendiente de tramitar el informe policial sobre la financiación ilegal, lo que más comentarios genera estos días en el partido es la división interna que ha provocado el caso Bárcenas.
La guerra interna y el mal ambiente en Génova eran de tal nivel que Cristóbal Páez, hombre próximo a Dolores de Cospedal, gerente y teórico suplente del tesorero mientras estuvo suspendido temporalmente, no acudía a la sede porque se había peleado con casi todos los dirigentes. Páez y Cospedal se enfrentaron a Bárcenas por casi todo, y la relación está rota.
La mayoría de las fuentes consultadas asumen que hay dos bandos en la cúpula. En uno está Javier Arenas y Ana Mato, veteranos dirigentes que fueron muy importantes en la época aznarista, en otro Cospedal y Esteban González Pons.
La dirección insiste en negar que haya divisiones, e insiste en que nunca ha habido una discrepancia de criterio sobre el caso Bárcenas en ninguna reunión de maitines ni de otro tipo.
Otros dirigentes sostienen que en realidad, aunque es evidente que había dos bandos, uno partidario de más dureza con Bárcenas, con Cospedal al frente, y otro más suave, con Arenas en cabeza, si Rajoy hubiera sido más claro desde el principio todos le habrían seguido.
Lo que parece evidente es que, en la cúpula, cada dirigente sigue su línea, y se está poco a poco preparando el camino para que Mato sea la sucesora de Cospedal como secretaria general si ella ganara en Castilla-La Mancha en 2011, algo que supondría un enorme éxito para Rajoy.
Rajoy toma Galicia como modelo y evita el Gürtel
Mariano Rajoy se puso ayer como modelo Galicia para que su partido vuelva al poder. En la celebración en Santiago del aniversario de la victoria electoral de Alberto Núñez Feijóo, enfatizó sus críticas a la gestión económica del Gobierno. No hizo ni una mención al caso Gürtel. Al menos explícitamente. Quizás se refirió a él cuando dijo que hay quien "quiere destruir a la oposición" o que ha aprendido de Feijóo, que "ha sabido sobreponerse a las dificultades, a aguantar las presiones, no se ha hipotecado con nadie, ha sido independiente".
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