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Los pasos de Semana Santa llegan al Carnegie Hall

No todos los días el dolor de María Magdalena puede escucharse con esa acústica excepcional que caracteriza al Carnegie Hall. Pero el próximo sábado el compositor español Marcos Galvany estrenará en Nueva York su ópera Oh My Son, inspirada en los pasos de Semana Santa de su pueblo, Crevillente (Alicante).

Estrenar por su cuenta y riesgo en el Carnegie Hall es toda una hazaña: sus baremos de selección son muy altos -un tribunal tiene que aprobar las propuestas que le llegan- y un montaje de una noche cuesta varias decenas de miles de dólares. Galvany ha conseguido el dinero para producirlo a base de donaciones, una tarea nada fácil.

El propio Galvany admite que, pese a ser una composición operística, tiene un toque de musical de Broadway. "Creo que está a caballo entre ambos géneros. Es una composición tonal, algo difícil de encontrar hoy en día entre los compositores de clásica y con un toque dramático que tiene algo de Broadway, aunque son arias que sólo una soprano o un tenor de clásica pueden cantar".

Autoproducido

Ayudado por una organización que canaliza las donaciones y por una serie de vídeos con una estética entre lo sobrio y lo camp Galvany es un perfecto ejemplo del háztelo tu mismo. "Es parte de lo que te enseña Nueva York. Atreverte a perseguir tus sueños", asegura.

Ni el tema ni la música son fruto de la casualidad. Oh My Son es una obra que toca puntos clave de la experiencia vital de Galvany. Y es que crecer tocando el piano rodeado de monjas carmelitas tiene consecuencias imprevisibles. Él descubrió su vocación musical frente a un piano desafinado que se escondía en el salón de actos del convento de Las Hermanitas de los Pobres de Barcelona, en el que pasó parte de su infancia.

"Cuando mis padres descubrieron lo que había aprendido yo solo, me inscribieron en el conservatorio". Completó los estudios de piano con matrícula de honor y tras algunos años en España en los que llegó incluso a grabar maquetas de música pop, hace una década se mudó a Nueva York, primero como estudiante de composición musical y después como integrante del New England Symphonyc Ensemble, la orquesta para la que ahora compone y dirige. Fue en el seno de este grupo donde nació la primera aria que daría vida a Oh My Son.

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