Visiones de la patria

El de ayer fue el primer Aberri Eguna (o Día de la Patria vasca) de este periodo democrático en el que el PNV, el partido que instituyó esa conmemoración, no preside el Gobierno vasco. El otro elemento con el que coincide es la polémica sobre la hipótesis de una negociación con ETA, lanzada por el ex ministro Mayor Oreja y alimentada desde el otro lado por una declaración de personalidades internacionales favorables a un nuevo proceso de paz. Y lo que de común tiene la de ayer con las anteriores celebraciones es la evidencia de la división del nacionalismo en tantas visiones de la patria vasca como partidos.

En el Parlamento de Vitoria hay siete partidos, tres nacionalistas, tres que no y otro que a veces; y hasta cinco formaciones han estado integradas en algún momento en el Gobierno vasco. Nunca han formado parte del mismo Batasuna ni el PP, aunque este último conforma con el PSE la mayoría que sostiene al de Patxi López mediante un pacto. En su manifiesto de ayer, el PNV establece una comparación entre ese pacto "de hierro" para gobernar y la persistencia de ETA como "dos estrategias ruinosas" para Euskadi. Semejante visión deja sin sentido el emplazamiento que dirigentes nacionalistas hicieron a López para que los socialistas participaran en la conmemoración.

La deslegitimación del actual Gobierno vasco por parte del nacionalismo no cesa. La reforma de la Ley Electoral recientemente anunciada ha sido interpretada por el portavoz del PNV en el Congreso como un intento de PSOE y PP para extender su pacto a los ayuntamientos e "impedir al PNV gobernar en esas instituciones". Visión partidista (qué hay de lo mío) que pasa por encima de la sentencia de Estrasburgo (que considera al de Batasuna un "proyecto incompatible con las normas de la democracia"); y de los llamamientos del propio PNV a que se emancipe de ETA.

La banda se hizo presente ayer con un comunicado. Se había especulado con la posibilidad de que respondiera al emplazamiento de las personalidades reclutadas por el mediador Brian Currin a anunciar un alto el fuego unilateral, como también le pide un sector de la izquierda abertzale. No hay tal, sino una reafirmación en que "la desactivación de la respuesta armada" no soluciona "el conflicto". El texto aclara lo que tal cosa pueda significar con un relato del asesinato reciente de un gendarme francés del que se deduce que ETA se considera con derecho a realizar atracos a mano armada sin que la policía intervenga.

También dice ETA que es más evidente que nunca que sólo hay dos proyectos: el independentista y el de sumisión a una España que pretende "destruir Euskal Herria", lo que deja fuera a la mayoría de la población vasca, que ni es lo primero ni está por lo segundo. Ni siquiera los partidos explícitamente independentistas han conseguido una celebración conjunta, lo que sí había ocurrido el año pasado, precisamente porque una parte de ellos considera que no puede haber unidad mientras subsista la presencia coactiva de ETA.