La Xunta nombra un codirector para controlar la restauración del Pórtico

Una vez que pase la Semana Santa, el Ministerio de Cultura, la Fundación Pedro Barrié de la Maza, el Arzobispado de Santiago, el Cabildo de la catedral y la Xunta firmarán un contrato "de regulación de la dirección técnica" por el cual el Gobierno gallego entrará a codirigir la recuperación del Pórtico de la Gloria. La Consellería de Cultura ha elegido para ello a un hombre de tiempos de Fraga, el que ocupó el cargo entonces de director general de Patrimonio y es hoy profesor de Historia de la Restauración en la Escola de Arquitectura de A Coruña. Iago Seara será en breve, tras la firma del acuerdo, el codirector impuesto por la Xunta para controlar el proceso de restauración más importante que se lleva a cabo en Galicia en la actualidad. A partir del momento de la rúbrica, el arquitecto se incorporará a las tareas que desde hace ya casi un año ejerce la directora técnica nombrada por la Fundación Barrié, Concha Cirujano, restauradora del Instituto de Patrimonio Cultural de España y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes ( 2007). Con este paso, según fuentes de la dirección del Programa Catedral (formada por representantes de la Iglesia y de la Barrié, que financia con tres millones de euros las obras), se espera alcanzar el desbloqueo efectivo de las relaciones entre Dirección Xeral de Patrimonio y la fundación del Banco Pastor, después de meses de obstáculos administrativos que ralentizaron los trabajos. El desencuentro viene arrastrándose desde el principio del proceso. En primavera de 2008, la Barrié de la Maza convocaba un concurso internacional para adjudicar a empresas de prestigio los trabajos de diagnóstico de los daños y la restauración propiamente dicha del Pórtico. Entre las 50 candidatas a realizar las tareas de conservación preventiva y presentar una propuesta de intervención en el Pórtico y el atrio, concurrieron una firma del sur de Galicia y otra italiana, fundada en Spoleto. Se hicieron cribas sucesivas, y al final seguían en la lista, entre las favoritas, la empresa gallega, que había presentado un presupuesto para sus trabajos de 1.600.000 euros, y la italiana, que se comprometía a llevar a cabo la misión por 900.000. Los restauradores de la región de Umbría lograron enseguida el beneplácito no sólo de la Fundación Barrié de la Maza, la pagadora, sino también del Arzobispado y del Cabildo compostelano. Mientras, según fuentes del comité del Programa Catedral, los técnicos de la Xunta se aferraban a la propuesta galaica e insistía en que ésta debía ser la adjudicataria. Pero el concurso se lo llevó Cooperativa Beni Culturali (Coo.Be.C), es decir, la firma italiana, acreditada por una ingente experiencia restauradora en monumentos y obras de arte de su país. La empresa gallega había presentado una propuesta "interesante", pero "no tenía gran experiencia en obras de tanta envergadura". Desde aquellas fechas, revelan los mismos responsables del Programa Catedral, los técnicos de Patrimonio se lo han tomado con calma. El permiso para instalar el andamio se demoró seis meses en los despachos de la consellería, tanto como el visto bueno para una toma de muestras de la piedra. Pero hubo aprobaciones de fases restauradoras que se dilataron hasta 10 y 11 meses. La Xunta se escuda en que busca la máxima prevención para el monumento, pero en el equipo restaurador del Pórtico nadie se explica cómo Patrimonio tardó 11 meses en permitirles la retirada en algunas figuras del polvo que no está adherido a la policromía para poder comprobar, sin obstáculos, el estado de la pintura. Los restauradores, según fuentes de la Barrié, necesitaron casi un año para hacerles comprender a los especialistas de Xunta la diferencia entre "polvo en suspensión" y "polvo compactado" (el que, a causa de las filtraciones de humedad, se ha aglutinado sobre la parte derecha del Pórtico). También tuvieron que convencerlos de que la limpieza de esta suciedad de años no debe ser considerada parte de la fase de "intervención", sino de la de "diagnóstico". Porque si no retiran el polvo, no pueden llegar a conocer las sorpresas que hay debajo.