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Los Kirchner sobreviven al malestar popular

La pareja presidencial argentina sale adelante gracias a la ineficaz oposición

Soledad Gallego-Díaz

La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, podrá finalmente hacer uso de las reservas del Banco Central para pagar deuda, tal y como lleva intentando desde hace dos meses. La Cámara de Apelaciones decidió el pasado martes revocar los dos autos judiciales que le impedían acceder a esos fondos. Ahora, la única posibilidad que le queda a la oposición es derogar el decreto presidencial en el Congreso y en el Senado, pero el Parlamento no se reunirá antes del 7 de abril, de vuelta de Semana Santa, y mientras tanto el Gobierno ya ha anunciado que empezará a realizar algunos pagos, pese a las protestas.

"El Gobierno no debe utilizar esos fondos hasta que se pronuncie el Congreso y, si lo hace, como probablemente ocurrirá, tendrá que terminar devolviéndolo al Banco Central", aseguró ayer la diputada Patricia Bullrich, del grupo político opositor que encabeza Elisa Carrió.

La victoria de los Kirchner pone en cualquier caso de manifiesto la ineficacia de la oposición, que alcanzó la mayoría parlamentaria en las pasadas elecciones de junio, pero que ha sido incapaz, por el momento, de frenar las iniciativas oficialistas, debido a su fragmentación y falta de coordinación. La pareja presidencial, que pareció remontar ligeramente sus bajos índices de popularidad, todavía por debajo del 20%, puede apuntarse otro tanto si consigue que Néstor Kirchner se haga, el próximo mes de mayo, con la presidencia de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), un cargo para el que ha estado vetado durante dos años por Uruguay, irritado por el cierre irregular del paso fronterizo de Gualeguaychú.

El fallo de la Corte de La Haya sobre la papelera Botnia, origen del conflicto, se conocerá el próximo día 20 de abril, pero el nuevo presidente de Uruguay, José Mujica, ya ha asegurado que su país levantará el veto a Néstor Kirchner, diga lo que diga el tribunal internacional. El ex presidente argentino cuenta con el apoyo del brasileño Lula da Silva, pese a que no ha desarrollado nunca un papel internacional especialmente relevante, ni en América Latina ni en el resto del mundo.

La batalla por el uso de parte de las reservas del Banco Central (BCRA) para el pago de deuda ha marcado la actividad política argentina durante los últimos meses. El Gobierno anunció la transferencia de 4.382 millones de dólares para rescatar deuda en manos de tenedores privados, algo a lo que se opuso el presidente del Banco, Martín Redrado, por considerar que esa medida tendría repercusiones en la inflación, que ya se sitúa, según la mayoría de los analistas, en torno al 20%. "Argentina necesita volver al mercado voluntario de crédito", explicó Redrado a EL PAÍS, "pero el uso de las reservas manda el mensaje equivocado". El presidente del BCRA, que prepara a marchas forzadas un libro titulado Sin reservas, fue cesado fulminantemente y reemplazado por la economista Mercedes Marcó del Pont, muy próxima a los Kirchner, sin que la oposición, pese a sus repetidas protestas y anuncios, fuera capaz de paralizar el nombramiento.

La situación de los grupos opositores es especialmente débil en el Senado, donde buena parte de los escaños está en manos de caudillos regionales (el ex presidente Carlos Menem incluido) o representan grupos "unipersonales" que, con su voto o su simple ausencia, consiguen que la pelota legislativa caiga de un lado o de otro.

En el Congreso existe mayor disciplina de partido, pero aún así se producen frecuentes "deslizamientos" de voto. Es esa debilidad manifiesta de la oposición la que está permitiendo a los Kirchner reforzar su imagen de control y manejo del poder, imprescindible para gobernar hasta 2011, año en que acaba el mandato de Cristina Fernández.

Cristina Fernández y Néstor Kirchner, en un acto en Buenos Aires en 2007.
Cristina Fernández y Néstor Kirchner, en un acto en Buenos Aires en 2007.EFE

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