Y ahora... a por el Mundial de fútbol
Argentina interpreta la victoria de 'El secreto de sus ojos' como una señal
Aquí lo que importa, ya se verá, es que, gracias a que El secreto de sus ojos, dirigida por Juan José Campanella, ganó el Oscar a la mejor película extranjera, Argentina será el próximo campeón mundial en Suráfrica 2010.
Desde el día de su estreno El secreto de sus ojos fue la gran esperanza nacional. La crítica la saludó en bloque y nadie -o casi- se preguntó mucho acerca del equilibrio o no de sus tiempos narrativos, ni de la verosimilitud o no de algunos de sus momentos clave (el impacto excesivo que produce, en un hombre ya experimentado, el asesinato que dispara la historia). En Argentina ya la vieron 2,4 millones de personas, fue premiada en el Festival de La Habana, se alzó con 13 premios locales y resultó la mejor de Hispanoamérica en los Goya. De modo que, cuando se confirmó que competiría por el Oscar, el optimismo fue grande y, en cierto modo, justificado. Campanella era el buen alumno que sólo necesitaba otra oportunidad: un director sólido con una carrera en plan de ser sólida en Estados Unidos -donde dirige episodios de House y Ley y orden- que, además, había sido nominado al Oscar en 2002, con El hijo de la novia, y no había ganado. Ayer, a la 1.15 hora argentina, cuando Pedro Almodóvar dijo lo que dijo, Campanella subió a agradecer en inglés profesional, ni desaforado ni nervioso, y al final, casi tapado por la música, mandó un saludo a los "hermanos chilenos". Tres minutos más tarde, los diarios y la televisión de su país se llenaron de versiones de lo mismo: ganamos. No hubo, sin embargo, bocinazos ni caravana al Obelisco, todas cosas que suelen suceder cuando las que se conmueven son otras raíces del ser nacional -digamos la política, digamos el fútbol-, probablemente porque hace dos semanas Buenos Aires se inundó dos veces y en la memoria colectiva los bocinazos son, todavía, sinónimo de "me ahogo". Como sea, hoy, en la calle, no se habla de otra cosa: todos dicen que, gracias a que Juan José Campanella ganó el Oscar, Argentina será campeón mundial en 2010. Alguien -un periodista, un bloguero, un insomne- miró el almanaque y, en un país en el que el fútbol es tanto más importante que el cine, concluyó que, ya que en 1986 la ganadora del Oscar a la mejor película extranjera fue una película argentina (La historia oficial), y ya que en 1986 la selección de fútbol contó entre sus miembros con Diego Maradona, y ya que en 1986 Argentina fue campeón mundial (en México), no hay motivo -ninguno- para no concluir que, ahora que todo se repite -ahora que una película argentina ha ganado un Oscar y que la presencia de Diego Maradona en la selección nacional está garantizada-, no vaya a suceder lo mismo. (Algunos agregan -por lo bajo- que en 1985 México sufrió un terremoto tan devastador como el de Chile, y encuentran, también en eso, alguna coincidencia. Los diarios y la televisión tienen, a ratos, el buen gusto de no mencionarlo).
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