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Obama impulsa el renacimiento de la energía nuclear

El Gobierno apoyará la construcción de dos nuevos reactores en Georgia - EE UU paralizó sus plantas atómicas tras un accidente en 1979

El presidente de EE UU, Barack Obama, se dispone a dar un paso para facilitar la construcción de dos nuevos reactores nucleares, los primeros que se edificarían en el país en más de tres décadas. Según fuentes gubernamentales, Obama anunciará hoy la concesión de una garantía de préstamo por parte de su Gobierno para las centrales proyectadas en el Estado de Georgia. La empresa constructora deberá obtener ahora los permisos de la Comisión de Regulación Nuclear, algo que se espera para el próximo año.

La concesión de esa garantía de crédito inicia un largo proceso de recuperación de la energía nuclear como alternativa a otras fuentes más contaminantes, algo a lo que se ha mostrado favorable Obama desde los inicios de su campaña electoral y desde su llegada a la presidencia. La Comisión de Regulación Nuclear, que tiene la última palabra al respecto, es una agencia independiente del Gobierno cuyos cinco miembros son elegidos por el presidente y confirmados por el Senado cada cinco años. De ellos depende dar la confirmación final al nuevo proyecto, que supondría la entrada en funcionamiento de los reactores número 105 y 106 del país. La planta, a cargo de la empresa Southern Company, costará unos 14.500 millones de dólares. Los directivos de la compañía esperan tener los reactores en funcionamiento en 2016 y 2017.

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En diversas ocasiones, el presidente se ha declarado a favor de recuperar la construcción de reactores nucleares como una forma de combatir la contaminación producida por otras fuentes, como la combustión de carbón o el petróleo. De hecho, en su primer discurso del Estado de la Unión, el mes pasado, Obama defendió la "construcción de una nueva generación de plantas nucleares más limpias y seguras en el país".

La construcción de plantas nucleares en EE UU ha sufrido 30 años de parálisis, originados por una fusión parcial del núcleo en un reactor en la central de la isla Three Mile, en Pensilvania, ocurrida en marzo de 1979. Con los años, diversos grupos científicos demostraron que el accidente no tuvo efecto alguno sobre la población, pero las diversas administraciones se han mostrado reacias a retomar una energía que se ha visto, durante muchos años, como un peligro potencial para la seguridad ciudadana y la salud pública. El último reactor en obtener una licencia final de operación fue el de Watts Bar, en Tennessee, en 1996. Su construcción había comenzado en 1973, seis años antes del accidente de Pensilvania. Los cada vez más patentes efectos del cambio climático han cambiado esa percepción, y el presidente ha llegado a la Casa Blanca como el primero en reivindicar el renacimiento de una energía nuclear limpia y segura.

Para tomar su primera decisión al respecto, Obama ha aprovechado una ley ratificada por George Bush en 2005, que permite al Gobierno de EE UU ofrecer avales de crédito a los proyectos energéticos que contribuyan de algún modo a la reducción en la emisión de gases contaminantes. Desde entonces, no se había concedido un crédito a empresas que gestionaran o proyectaran la construcción de plantas nucleares. En los presupuestos de 2011, el Gobierno ha destinado una partida de 54.500 millones de dólares (40.000 millones de euros) para esos avales, el triple de lo contemplado en las partidas previas por la Administración anterior.

En EE UU existen 104 reactores nucleares. La ley establece que pueden funcionar con licencias de 40 años. Debido a la congelación de las pasadas tres décadas, una buena parte de ellos opera con prórrogas de 20 años a sus ya caducadas licencias originales. Este país es el mayor productor de energía nuclear comercial del mundo y obtiene el 20% de su energía a través de ese método.

El pasado verano, el Gobierno se comprometió ante el Congreso a buscar nuevas estrategias para fomentar la ampliación del número de reactores en EE UU, como un modo de mantener los niveles de generación de energía mientras se buscan límites gubernamentales a la contaminación. "Creo que la energía nuclear va a ser primordial para permitirnos disfrutar de un futuro con niveles muy bajos de carbón", dijo en julio el secretario de Energía, Steven Chu, ante el comité medioambiental del Senado. De esta cámara depende ahora la aprobación definitiva de una ley que, por primera vez, impondría unos límites a la emisión de gases contaminantes a refinerías, fábricas y centrales energéticas, que fue aprobada en junio por la Cámara de Representantes y que debe ser sometida aún a votación por el Senado, algo que los analistas no esperan antes de las elecciones legislativas del próximo noviembre.

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