Ibarretxe insiste en un nuevo Estatuto como nexo "entre Euskadi y España"

Apenas se pronunció sobre política, pero cuando lo hizo quiso dejar claro que es un hombre con "paz interior" y que no se ha cuestionado su gestión. Ocho meses después de abandonar el Gobierno, Juan José Ibarretxe insistió ayer en la necesidad de un nuevo marco político como nexo de unión "entre Euskadi y España". "Si se quiere alcanzar un acuerdo para convivir amablemente en el siglo XXI, y creo que es posible, éste pasará por habitaciones con metros muy parecidos a los que tenían la consulta a la ciudadanía vasca, y aquel nuevo Estatuto que yo presenté en Madrid", consideró el ex lehendakari.

Fue la declaración más contundente que hizo durante la entrega de los premios anuales Sabino Arana, celebrada en el Teatro Arriaga de Bilbao. Frente a un auditorio repleto, que le recibió en pie y con la ovación más sonora de la jornada, Ibarretxe se confesó sin la necesidad de trasladar ante los presentes un discurso político. Según justificó, ya lo dio "todo" mientras gobernaba. "Hice lo que creía que debía hacer, con aciertos y errores, y no tengo que venir aquí a reivindicar qué es lo que había", manifestó. "Lo dejamos escrito en 69 artículos que reflejaban el deseo de dos terceras partes de la sociedad vasca".

La entrega de los premios Sabino Arana rescató la figura de Inaxio Uria

Minutos antes, durante la rueda de prensa que sirvió de presentación a los galardonados, el ex lehendakari mostró su "orgullo" y "agradecimiento" por el premio. Lejos de protagonismos particulares, afirmó que supone el "reconocimiento a todo un Gobierno". "Yo sólo soy un humilde vasco al que hoy le agradecen el trabajo por su país", explicó, antes de admitir su sorpresa por la llamada. "Nadie es profeta en su tierra, parece. Durante años recibí aquí continuas descalificaciones y el reconocimiento me llega justo ahora, que estoy trabajando fuera", argumentó.

Ibarretxe fue la enaltecida estrella de una entrega de premios que, como manda la tradición, estuvo marcada por la carga política y sentimental. Al estilo de la que transmitió al auditorio, al recoger su galardón, el gerente de la constructora Altuna y Uria, Fernando Lucas, durante las palabras de recuerdo a Inaxio Uria, el empresario de Azpeitia asesinado por ETA hace poco más de un año. En su honor se elevó otra sonora salva improvisada de aplausos que, entre muecas de dolor, mantuvo en silencio al orador.

Tras una exhibición folklórica de danza y txalaparta, la pantalla ubicada sobre el escenario reflejó imágenes de barcos y del puerto de Bermeo. Era el momento de los arrantzales, a los que la Fundación Sabino Arana quiso rendir también su particular homenaje con la entrega de otro de los galardones tras un 2009 "especialmente difícil". Y no por la crisis en exclusiva. En el recuerdo, las semanas de sufrimiento que tuvieron que soportar los pescadores del Alakrana y sus familiares en octubre y noviembre, durante los 47 días que duró el secuestro del atunero.

El toque de distinción lo aportó la célebre directora de orquesta Inma Shara, que ayer quiso recuperar por un día su nombre de pila, Inmaculada Saratxaga, en honor a un premio que refuerza su cariño "por esta tierra". El desenfado, por su parte, fue cosa de la Real Sociedad, que en pleno corazón de Bilbao, "territorio comanche", recibió el apoyo de las cientos de personas que abarrotaban el Arriaga en reconocimiento a la trayectoria centenaria del club. El toque internacional llegó con el homenaje al inventor de la vacuna contra la malaria, Manuel Elkin Patarroyo, colombiano de origen, pero estrechamente vinculado con el País Vasco.

Fue una jornada de sonrisas y lágrimas. De recuerdo y esperanza. Una emotiva entrega, la vigésimo primera, de unos premios que volvieron a concentrar en el centenario auditorio a un buen número de personalidades. Estaban el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, los tres diputados generales, el alcalde de Bilbao, el obispo auxiliar de la capital vizcaína y el rector de la UPV, además de todos los consejeros del último gobierno de Ibarretxe. Con ellos, unidos en foto de familia, la formación jeltzale quiso arropar a su último lehendakari.