David contra Goliat, plan de ataque
Los sellos independientes de producción discográfica exigen soluciones
K-Industria, la discográfica y, sobre todo, la distribuidora que impulsó al cantautor Roger Mas, publicó los primeros discos de Muchachito Bombo Infierno o relanzó a Peret pende de un hilo. Es sólo una de las más significativas bajas que se producen casi a diario en la industria discográfica independiente española. Hay más ejemplos: en Discmedi, que publica, entre otros, al grupo revelación del pop catalán Manel, han reducido drásticamente su plantilla. "Hace poco trabajábamos 24 personas y ahora estamos ocho". Lo cuenta Miguel Ángel Sancho, de 57 años, socio de Discmedi y creador, hace 28, de la mallorquina Producciones Blau. Junto a Nuevos Medios, de Mario Pacheco, es una de las decanas de las discográficas independientes.
20 microempresas quieren denunciar al Gobierno por "negligencia"
Se conocen los estragos que la descarga por Internet de música sin pagar derechos de autor produce en las multinacionales. La sangría en las independientes, que publican el 80% de la producción discográfica en España, según sus cálculos, es más que evidente. Por eso estas últimas han prescindido de manifestaciones y pancartas y se proponen pasar a la acción directa. Descartada la primera idea de querellarse con las operadoras telefónicas, 20 pequeñas discográficas han contratado a Roca Junyent, bufete de abogados de imponente eficacia, con la intención de denunciar al Gobierno "por negligencia y por daños patrimoniales". Un pulso en toda regla entre David y Goliat.
La estrategia judicial consta de tres fases. La primera, remitir al Gobierno un estudio de la situación en que se encuentran ya se ha puesto en marcha. Si la segunda fase -que el Gobierno tome medidas concretas- no llega a buen puerto, en un mes se pondrá en marcha la tercera: denunciar a la Administración.
"Al Gobierno sólo le llega la voz de las grandes empresas", explica Miguel Ángel Sancho. "Nuestro fin único no es ganar el juicio y que se nos indemnice, ya que eso puede tardar años. Lo que pretendemos es forzar al Gobierno a que haga algo práctico y concreto que tenga en cuenta a los pequeños. Tampoco perseguimos ni estamos en contra del usuario".
La iniciativa la ponen en marcha una veintena de discográficas, "las únicas que podíamos sufragar los gastos de los abogados", explica Mark Kitcatt, jefe de la distribuidora Popstock!, gracias a la que llegan a las tiendas algunas de las más interesantes propuestas del rock alternativo de nueva hornada (Vampire Weekend, The White Stripes...). "Pero nos apoya el 90% de la UFI
[Unión Fonográfica Independiente, formada por más de 50 sellos]", completa Sancho. Entre las denunciantes están BCore, que distribuye desde a Elliott Smith a Los Brincos; o Pias Records Spain, editora en España de Tom Waits, Amparanoia o Franz Ferdinand, entre otros. La denuncia tiene su base: "El Gobierno no ha aplicado las leyes vigentes", precisa Sancho, "además, se le puede acusar de negligencia por la destrucción de un sector".
Las discográficas independientes actúan como microempresas. Son las PYMES de la música. Se van quedado sin sus aliados naturales, las pequeñas tiendas de discos, que han cerrado progresivamente y aguantan el envite de las descargas sin pagar derechos de autor, no por las cifras de ventas ni los éxitos económicos, sino por el empeño de unos locos por la música que pasan 24 horas al día respirándola. "Somos una industria artesanal", explica Gerardo Cartón, responsable de Pias. "Estamos viviendo un gran momento musical en España, en cuanto a creatividad. Pero, ¿cuántos años lleva un artista llamado indie sin dar el paso a las listas de éxitos. Esos cauces naturales han dejado de existir".
Muchos, incluso algunos de los denunciantes, ven este pulso al Gobierno como una batalla difícil de ganar. Quizá sólo sea una forma de reclamar la atención que no se les presta. O puede que esta aventura sea el comienzo de una historia parecida a la de aquel tipo que un buen día decidió denunciar a una tabacalera y acabó ganando.
Babelia
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