Asesinado uno de los creadores de la milicia armada de Hamás
El grupo palestino acusa del crimen al espionaje israelí
Electrocutado y estrangulado o envenenado. A la espera de los resultados definitivos de la autopsia, se ignora cómo fue asesinado el 20 de enero en un hotel de Dubai Mahmud al Mabhuh, uno de los fundadores de Ezedín el Kassam, brazo armado de Hamás. El patrón es idéntico a tantos otros crímenes de naturaleza semejante que jalonan la reciente historia en Oriente Medio, como calcadas son las reacciones: acusaciones inmediatas de la organización palestina contra los servicios de espionaje israelíes, y el consiguiente silencio del Gobierno hebreo. La policía de Dubai no descarta otra alternativa, que el asesinato fuera obra de una banda de criminales.
El dirigente islamista, de 49 años y padre de cuatro hijos, residía en Damasco, la capital siria, desde 1989, ciudad a la que partió desde su Gaza natal después de participar en el secuestro de dos soldados israelíes que fueron asesinados posteriormente. Al Mabhuh era un viejo conocido de los servicios secretos israelíes. Había sido detenido varias veces antes de su exilio y su casa, en el campo de refugiados de Yabalia, fue derribada por el Ejército israelí.
Al Mabhuh fue electrocutado y estrangulado en un hotel de Dubai
Al Mabhuh fue enterrado ayer en el campo de refugiados de Yarmuk, cerca de Damasco, ante miles de personas, mientras el líder político del movimiento fundamentalista, Jaled Meshal -que sufrió en Ammán un intento de asesinato por envenenamiento a manos del Mossad en 1997, del que se salvó porque el espionaje jordano capturó a los espías e Israel tuvo que facilitar el antídoto-, prometía venganza.
Lo que es seguro es que Al Mabhuh continuaba ejerciendo un papel, aunque no en lo alto del escalafón, en el organigrama de Hamás, y que se sabía perseguido. Su hermano relataba ayer a la agencia Reuters que hace seis meses sufrió un intento de envenenamiento que le mantuvo inconsciente durante 36 horas y que murió víctima de "una fuerte descarga eléctrica y estrangulado" en la habitación de su hotel. El suceso se ha conocido nueve días después, porque las autoridades de Emiratos Árabes Unidos no querían entorpecer su investigación.
Como en caso del asesinato de Imad Mughniyeh, jefe militar del partido-milicia chií libanés Hezbolá, en febrero de 2008, será difícil que se descifre la autoría del crimen. Es irrelevante. Las cuentas pendientes se acumulan en uno y otro bando y la posibilidad de que una organización criminal fuera responsable del atentado tampoco cambiaría el panorama.
Emiratos Árabes Unidos -uno de los pocos países árabes que mantiene relaciones comerciales con Israel, aunque de escasa cuantía- apunta a que los sospechosos contaban con pasaportes europeos y que abandonaron el país horas después del asesinato. Un hecho que no permite descartar la implicación del Mossad, porque ninguno de sus agentes podría viajar con pasaporte israelí a ningún Estado árabe con el que no se ha suscrito un acuerdo de paz (sólo Jordania y Egipto).
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