Una idea que todo el mundo miró
El impuesto francés al CO2 supuso el primer intento de gravar a los ciudadanos por sus emisiones de gases de efecto invernadero. El pasado mes de septiembre, poco después de que Francia anunciase la iniciativa, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, compareció en París junto a Nicolas Sarkozy. Preguntado sobre la tasa, Zapatero respondió: "Es una idea interesante, que hay que tener en cuenta, y un camino que se va a abrir en todos los países".
El Gobierno español y el PSOE se han planteado en alguna ocasión impuestos especiales para financiar la lucha contra el cambio climático. El borrador del programa electoral del PSOE para 2008 incluyó la creación del ecocéntimo, un impuesto sobre los carburantes para financiar la lucha contra el cambio climático. Pero nunca habían ido tan lejos como el presidente francés.
Miguel Buñuel, experto en fiscalidad ambiental y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, realizó un estudio en 2002 en el que defendía este impuesto para fomentar el ahorro y las tecnologías menos contaminantes. Buñuel defendía que lo recaudado se retirara de otros impuestos como por ejemplo a través de la reducción de las cotizaciones sociales para las empresas o mediante reducciones de los tipos del IRPF para las familias, además de deducciones por adquisición de electrodomésticos eficientes, paneles solares, aislamiento térmico en las casas.
La fiscalidad ecológica avanza en España. El 12 de junio, el Gobierno subió los impuestos de las gasolinas y justificó la medida por su "alto componente ambiental". El impuesto de matriculación de los coches ya depende del CO2, y Economía prepara un cambio para que el de Circulación también lo esté. La Ley de Economía Sostenible ha incluido deducciones a la rehabilitación de vivienda.
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