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Entrevista:PETER COYOTE | Actor

"Aunque uno cambia, sigo siendo de izquierdas y radical"

"Hola, soy Pedro". Así se presenta Peter Coyote, con una sonrisa y amabilidad extrema. El actor neoyorquino no aparenta para nada los 68 años que tiene y se empeña en hablar castellano durante la entrevista, excepto cuando reflexiona largo y tendido sobre la llegada de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos. Acaba de terminar en Valencia el rodaje de Di Di Hollywood, dirigida por Bigas Luna y en la que comparte protagonismo con Elsa Pataky y Paul Sculfor, entre otros.

Es su segunda participación en el cine español tras su trabajo, hace más de diez años, en Kika, de Pedro Almodóvar, y lo vive con auténtica pasión. Da largos paseos solo por las calles, ve la televisión hasta la extenuación... Todo para poder hablar español, a pesar de que en Di Di Hollywood él habla en inglés. "Es por respeto a las gentes de España; cuando ellos visitan mi país hablan o intentan hablar en inglés. Además, creo que uno no puede entender la cultura de un país sin saber su idioma".

"Yo soy divertido, un buen hombre, pero nunca me ofrecen comedias"
"He tenido que olvidarme del dinero para salvar mi integridad"

En Di Di Hollywood, Coyote - un hombre ordenado que, de joven, compatibilizó durante diez años la vida de un monasterio budista y un trabajo social en la oficina del gobernador de California, y cuya única ambición es llegar a ser un buen profesor de zen: "Me gusta mucho el cine y la televisión, pero para mí las películas son trabajo y la manera de vivir de ellas"-, encarna a un poderoso agente de actores en Hollywood, un personaje tan alejado de su ideal de vida que a Coyote le da risa. "Lo de Hollywood es muy duro de explicar. Yo tengo muchos amigos artistas allí. El problema de Hollywood no es la creatividad, sino la enorme influencia que tienen el dinero y los negocios. Los artistas pintan poco. Hay mucho más equilibrio en Europa".

Y sigue. "¿Conoce a Dick Cheney? Pues así es el representante que interpreto en la película", ejemplifica, refiriéndose al ex vicepresidente estadounidense y cerebro de la Administración de George Bush. Es precisamente el nombre de George Bush el que lanza a Peter Coyote a una digresión que no escatima en dureza. "Después de Bush, hasta un pederasta habría sido bueno en la presidencia estadounidense. Durante ocho años hemos vivido en el desastre, ha empobrecido a los trabajadores, ha dejado sin apenas dinero a sectores básicos de la medicina, la educación o las carreteras para darlo todo a los militares. Obama es grande y brillante como persona, pero tengo miedo por los intereses económicos que le rodean. Los poderosos de Wall Street pagaron el 60% de su campaña y ése es el verdadero riesgo que corre Obama".

Sus ideas principales, dice, no han cambiado desde que comenzó su carrera en California en un pequeño grupo de teatro radical y de izquierdas. "Ahora, algunas de esas ideas no funcionan y uno cambia, pero mis principios siguen inamovibles. Sigo siendo de izquierdas y radical, aunque uno va cambiando con el tiempo y, sobre todo, con los hijos, que necesitan un cierto orden", comenta mientras juguetea con tres pulseras de piedras de diferentes colores, regalo de su mujer.

Intérprete en decenas de películas -Lunas de hiel, de Polanski; Femme fatale, de Brian de Palma, o Caprichos del destino, de Sydney Pollack- y series de televisión (la última, FlashForward), Coyote sólo busca no traicionar su integridad y honestidad y lo hace intentado escoger de la mejor manera posible. "A veces he tenido que olvidarme del dinero para salvar mi integridad. Sé que no es fácil para nadie, pero mi honestidad está muy por encima del dinero". Ahora está encantado con su participación en la televisión, un medio que ha abierto sus puertas a los grandes actores de más de 50 años. "El cine en mi país está casi centrado únicamente en los jóvenes, pero lo que está claro es que ahora los mejores escritores y los intérpretes con más experiencia están en la televisión".

Le gustaría que los directores se olvidaran en alguna ocasión de ese físico tan tieso y elegante, de esos hombres atormentados y personajes públicos que han jalonado una carrera repleta de trajes y corbatas. "Yo soy divertido, pero nunca me ofrecen comedias. Cuando me miro en el espejo veo a un buen hombre, pero los directores y los responsables de casting no me ven así". Tampoco Bigas Luna o Almodóvar, dos realizadores a los que considera buenos artistas y grandes creadores. Les diferencia una cosa: "Hay artistas que funcionan mejor con ansiedad y tensión y otros que buscan la felicidad en su trabajo, como Bigas. Yo prefiero la felicidad".

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