Ni casas, ni esperanza
La isla sólo cuenta con 3,5 millones de viviendas, la mitad en mal estado, para 11 millones de habitantes
Para donde uno mire pintan bastos: la crisis es general en Cuba, aunque en sectores como el de la vivienda y el de la producción agropecuaria es especialmente sangrante; no hay que olvidar que el déficit de casas en la isla supera el medio millón y que el país importa el 80% de los alimentos que consume. El reto excede la proverbial ineficiencia de la economía socialista, que junto al "desvío" y robo masivo de recursos del Estado son admitidos ya por funcionarios del Gobierno como un cáncer con metástasis.
Con 11 millones de habitantes, Cuba tiene algo más de 3,5 millones de viviendas, la mitad de ellas en estado regular o malo. Según algunas fuentes, debido a los daños provocados por los huracanes del año pasado, el déficit real de casas en la nación se acerca hoy al millón. Pese a ello, tanto en los papeles como a pie de obra los planes de construcción se reducen cada año.
En septiembre de 2005, dada la gravedad de la situación, las autoridades anunciaron un programa para edificar 100.000 viviendas anuales. La iniciativa fracasó y un año después la expectativa oficial redujo la meta a 70.000 hogares por año, pero tampoco se logró: 2007 terminó con 52.000 casas, de las cuales sólo el 40% fueron edificadas por trabajadores del sector estatal. El 60% restante se construyeron con trabajo propio de las familias interesadas.
El plan estatal de construcción de viviendas se rebajó el año pasado a 50.000 viviendas, pero tampoco se cumplió. En vísperas de la reunión del Parlamento, el vicepresidente del Instituto Nacional de la Vivienda, Víctor Ramírez, rindió un informe ante los diputados en el que incluyó otro dato revelador: en 2009, lo planificado era entregar 42.000 hogares, pero en abril el plan se redujo a 32.000 y de éstas realmente se terminaron 29.000.
La crisis se agudizó por los efectos de los tres huracanes que arrasaron la isla el año pasado y provocaron derrumbes y daños en unas 600.000 viviendas, un 15% de las existentes. Un año después, faltan por reparar 250.000.
El sector financiero, como el de la producción de alimentos y el de la construcción, vive tiempos de pesadilla. La falta de divisas y de liquidez es tan asfixiante que la mayoría de las cuentas de las empresas extranjeras en bancos cubanos están congeladas y las transferencias de dinero al exterior se autorizan con cuentagotas. Entre los hombres de negocios afincados en la isla se habla ya abiertamente de un corralito, y los cálculos de lo retenido -ninguno fiable- se sitúan entre los 600 millones y 800 millones de dólares (entre 420 millones y 560 millones de euros). Algunos dicen que más. De este capital, aproximadamente la mitad correspondería a unas 280 empresas españolas. El Gobierno español ya ha hecho gestiones ante las autoridades cubanas, pero de momento infructuosas.
Pocos ven una solución, ni la luz al final del túnel.
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